sábado, 27 de octubre de 2012

Tomando té






Las manos de Sabina bailan sobre la tetera. Hace un calor amarillo y espeso. Abdoul dice: “¿Sabíais que Touré ha echado a su esposa de  casa?” El té huele a menta y el perfume me sube a la cabeza. Me gusta estar aquí. “¡He! ¡Algo hizo Touré!” Las risas suben como nubes ligeras y yo cierro los ojos. Niños nos miran sentados sobre el suelo, apartados y fascinadas sus miradas, oscuras lunas negras pienso dentro de mi cabeza alegre. “Se largó con el jefe de la compañía de construcciones, un francés. ¡He! ¡He!” El té hierve en la tetera que es azul como el cielo afuera. “Mais! ¡Si se fue será porque Touré no le hacia reír en la cama! ¡He!” Sabina me guiña un ojito travieso mientras añade perlitas de azúcar en la tetera azul, azul como el resplandor de la mirada de François que no esta,  nunca más porque se fue, hace mucho. “¡Pues los Tourés del mundo entero que se enteren!” exclama Fatou tapándose sus hermosos labios con su mano de color de arena. Afuera el sol brilla, el cielo baila lentamente, y mi corazón late, feliz. Pronto beberemos este té de oro en unos pequeñitos vasitos de espeso vidrio. La vida, a veces, es así de magnifica.


2 comentarios:

amelia dijo...

precioso

Lydia dijo...

Gracias amiga! un dia iremos tú y yo a tomar té con ellos y ellas. No te apetecería ir al Senegal un día? Una bruja me dijo que volvería, una bruja senegalesa quiero decir. Miró unas conchas y me dijo: volverás.