lunes, 8 de octubre de 2012

Batallas



Era muy común en casa ser testigo de guerras entre mi madre y mi padre. Mi hermana y yo, sentadas cara a cara alrededor de la mesa, no parábamos de sorprendernos de la intensiva lucha que estaba ocurriendo ante nosotras pero ya habíamos apostado antes de ir a la cena. Eran batallas extraordinarias, solo faltaban los tanques y las ametralladoras. El conflicto hacia años que duraba y cuando estallaba era debido a un sin sentido, ahora me doy cuenta. Sus voces subían, cual aviones de combate. A veces un golpe de puño sobre la mesa, de parte de mi padre, marcaba un punto: aquello era una granada de cañón de fuerte potencia. Mi hermana y yo nos mirábamos, sorprendidas. ¿Llegaría la paz algún día? Yo nunca creí en ello. Recuerdo aquella cena dónde todo fue tan terrible, solo por una cuestión de lengua. Mi madre afirmaba que era importante que sus hijas fuesen en una escuela inglesa pero mi padre aseguraba que el francés, siendo la lengua del país, sus hijas irían en una escuela francesa. Balas volaron alrededor de la mesa bajo forma de insultos y chillidos. Las únicas victimas de aquella guerra fuimos mi hermana y yo. Las heridas de aquel conflicto eterno (esto nos parecía) siguen presentes con sus fantasmas heridos, sus caminos rotos, sus casas destrozadas. Las guerras nunca acaban, por mucho que digan los expertos. 

4 comentarios:

amelia dijo...

Precioso relato lydida, un poco diferente a tu estilo habitual, pero este es buenisimo, me encanto, es verdad, esas batallas casi siempre nos siguen, vayamos a donde vayamos,

Lydia dijo...

Gracias Amelie. He decidido practicar y escribir microrelatos, como una especie de practica de la escritura. He estado leyendo un libro de Microrelatos ultimamente y me he quedado impresionada. Es un buen ejercicio y lo que necesito es ejercitar. Voy a probar y ver como me siento escribiendo estas estelas, que solo son estelas y nada más. Un abrazo,

Chapellina dijo...

Hola amiga, pareciera que todas las infancias están tocadas por las despedidas. También me tocó decirle adiós a alguien. Siempre es un placer leerte y adentrarme en tu historia de vida a través de tus cuentos. Te quiero mucho! ;)

Lola dijo...

Este verano hice un curso de relato corto. Yo también lo practico pero todavía no he publicado nada.
Es verdad lo que cuentas o es simplemente un microrelato? De todas maneras, toca el alma.