tag:blogger.com,1999:blog-76061911302767848052024-02-20T09:14:03.655-08:00Algunos cuentos...Cuentos que me pasan por la cabeza, como nubes.Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.comBlogger61125tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-56804556629055485902012-12-01T00:13:00.001-08:002012-12-01T15:36:34.675-08:00Las panteras incansables<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2rOFI2-6X_BihDVEegi6slzuJez2zHRuWqzhpUJSWco6YFUHW5CioGR7533yoB6jQl0ihz4el62RzNRc0DTNjfW5QXTC48VqWdZbeQX_v-HkJmb7vz0GRa0hP54fuiS6zWC7B47-U_98/s1600/masque_africain_tchokwe_zaire_ah.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="387" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2rOFI2-6X_BihDVEegi6slzuJez2zHRuWqzhpUJSWco6YFUHW5CioGR7533yoB6jQl0ihz4el62RzNRc0DTNjfW5QXTC48VqWdZbeQX_v-HkJmb7vz0GRa0hP54fuiS6zWC7B47-U_98/s400/masque_africain_tchokwe_zaire_ah.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #783f04;">Siempre había alguien, en casa de Remy, que acababa de
llegar desde el Sahel. Remy me los presentaba con una sonrisa en los labios,
una sonrisa medio triste medio burlona y me hacia ilusión hablar con ellos aún
tan habitados por la esperanza. Yo los llamaba las panteras incansables. Delgados
y hambrientos a veces me los volvía a encontrar por las calles rectilíneas de Montreal, un poco despistados ya no por el
cambio sino por el frío. Parecían esqueletos tristes dentro de un abrigo
demasiado ancho para ellos. ¿Cómo podían soportar temperaturas de 40 bajo zero?
Ellos que eran seres de sol y arena. Seguían con esta entrañable amabilidad y suavidad en los
gestos, con sus andares felinos buscando trabajo, así que con su tenacidad incansable, sus
soledades escondidas detrás de sus risas y sus bromas. Algunos enloquecían,
como Boubou de Mali que acabó haciendo pasos de ganso y riendo solo en la
estación de autobuses enfrente de pasajeros que lo miraban con indiferencia. Otros
ya eran alcohólicos después de tres meses, así de Renaud, del Senegal, pidiendo
limosna enfrente de la Universidad. Ahora eran proyectos y alegrías derrotadas
en mil pedazos, promesas irrealizables, esperanzas vencidas. Remy me
aseguraba que de nada servia este dolor que me causaban y lo decía muy serio
mientras me preparaba su pollo con arroz e insistía que cada uno tiene su
destino ya inscrito en la frente, por la mano de Allah el todo poderoso. Algunas
veces, para aligerar mi culpabilidad, me pasaba por la estación de autobuses y
hablaba con Boubou un rato, invitándole a un café con un trozo de tarta de
azucar que a él tanto le gustaba. Decía incoherencias que yo escuchaba viéndole
como si estuviese allá en su tierra de oro, andando cual una pantera bajo el
sol y la arena que él había abandonado pensando que el reino estaba aquí, en
medio de este gallinero de asfalto y vidrio, en esta prisión de hierro
invisible. Ellos ya no eran ni de aquí ni de allá. Eran formas indefinidas en
medio de un océano silencioso.</span><br />
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<span style="color: #783f04;"><a class="my_play my_27" href="http://www.myspace.com/boutata/music/songs/vas-y-vaso-20087297" style="background: url(http://x.myspacecdn.com/modules/common/static/img/playbuttonsprite.png) no-repeat 0 -85px; border: 0; display: inline-block; height: 27px; margin: 0; overflow: hidden; padding: 0; text-indent: -9999px; width: 27px;" title="Vas y Vaso">Vas y Vaso</a></span><br />
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Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-52417116532570241122012-11-29T08:49:00.002-08:002012-11-29T08:49:31.115-08:00El poeta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUkEAoGJ7R2y9ufTe3_9AKp8LCS97HBGP9EYAWwTp8lmrMChqSwOn-EiHJzjuDi8z-NqbWLr3wONuhICKMMSNbZvrVd7w6mfatqDbHRqtlA6j1I0xDc5xeROcc7s9txMcnhyphenhyphen8LvNq_Kus/s1600/Carcel+africana+4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUkEAoGJ7R2y9ufTe3_9AKp8LCS97HBGP9EYAWwTp8lmrMChqSwOn-EiHJzjuDi8z-NqbWLr3wONuhICKMMSNbZvrVd7w6mfatqDbHRqtlA6j1I0xDc5xeROcc7s9txMcnhyphenhyphen8LvNq_Kus/s400/Carcel+africana+4.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #660000;">De vez en cuando Melanie se me acerca como una gatita y me
pregunta que le vuelva a contar mi encuentro con Fadil. Y yo siempre empiezo de
la misma manera: fue un día de otoño, en casa de Remy. Ahí estaba Fadil,
sentado sobre el sofá. Cuando se levantó para ofrecerme su mano me pareció tan
guapo, alto y delgado como una jirafa sonriente. Hablamos un poco de todo,
literatura, arte africano, política. De pronto me dijo que acababa de terminar
su maestría sobre un poeta que murió en las cárceles de Sekou Touré. ¿Y quien
era el poeta? me pregunta siempre Melanie. Y yo le contesto: ni idea gatita mía,
ni idea. Solo sé que cuando Fadil dijo “y se murió de hambre en las cárceles de
Sekou Touré” me enamoré de él, instantáneamente. Fue un flechazo, un relámpago,
llámalo como quieras. ¿Te sentiste electrificada? Y yo: sí, Melanie, me sentí
electrificada, me sentí abandonada, me sentí ofendida, desesperada, enrabiada
con aquellas palabras que Fadil había pronunciado de una voz clara y neta pero
que yo oía como detrás de un muro, un muro de vergüenza, un muro de odio, un
muro de horror, el muro que había silenciado la voz de un poeta. ¿Y lo amaste
muy fuerte? Lo amé con toda una furia que yo mismo desconocía, con todo el amor
que de repente yo sentía hacia el poeta que se había muerto de hambre en una
celda oscura y asquerosamente humana de una prisión del monstruo llamado Sekou
Touré.</span></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-46061973984370392462012-11-27T22:53:00.000-08:002012-11-27T22:54:15.394-08:00Pequeño recuerdo de oro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFYsLJ8Kd7nPbjNNsI5C0gnnd1uNQHnXicFHTGxwxsm_6lLOS0qu_dE6NoWsso9eCc7CzfWqO18pYhCQNb0l6DcYABREqS-4-_CadFX_VIid8fht1Z44Xg0Dc2nYQ31oqBTfgLSCJpgG4/s1600/saint-louis.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFYsLJ8Kd7nPbjNNsI5C0gnnd1uNQHnXicFHTGxwxsm_6lLOS0qu_dE6NoWsso9eCc7CzfWqO18pYhCQNb0l6DcYABREqS-4-_CadFX_VIid8fht1Z44Xg0Dc2nYQ31oqBTfgLSCJpgG4/s400/saint-louis.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #783f04;"><b>Cuando estoy triste recuerdo el Senegal donde fui mujer
feliz. Y recuerdo aquellos niños, en la playa de Saint-Louis, antigua capital. Ellos
habían venido y rodeaban como pequeños bambis, sonriendo y riendo, me rodeaban
de su presencia integra. ¿Por qué has venido hasta aquí? preguntaban. Yo no
sabia que decir. Miraba en sus ojos una alegría que era mía, una sabiduría que desconocía
totalmente. Sus risas, que eran risas naturales como el canto del mar, me
calmaban. Cuando estoy triste los recuerdo, cuerpos oscuros sobre aquella arena
de plata. Reían, sus manos tibias bailaban en los aires, suaves y ligeras como libélulas
de oro. Los recuerdo tanto aquellos niños sabios y dulces y buenos. Sí, cuando
estoy triste vuelvo sobre aquella tierra de cobre, ando las calles polvorientas
de la ciudad de mi amante, ahora tristemente cubierto de tierra suave en el
cementerio. Hubiese tanto querido volver a oír tu voz de tamtam. </b></span></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-35663313905166880182012-10-27T01:25:00.002-07:002012-10-28T02:10:02.461-07:00Tomando té<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLN8lBYBERcu1J7JDAVRxBpLlfkRzRNTTYQZ7R84rk5yK8E569q8uTxOxiPvL2742XnWr6EK0RCgRr7rxMB3ToKZaMXGIXTbIHzzRaLqfvb4Tgmu7pE7d92RKQUnaJliSJfoDQZXVUF3s/s1600/tea.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLN8lBYBERcu1J7JDAVRxBpLlfkRzRNTTYQZ7R84rk5yK8E569q8uTxOxiPvL2742XnWr6EK0RCgRr7rxMB3ToKZaMXGIXTbIHzzRaLqfvb4Tgmu7pE7d92RKQUnaJliSJfoDQZXVUF3s/s400/tea.jpg" width="400" /></a></div>
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<iframe allowfullscreen="allowfullscreen" frameborder="0" height="215" src="http://www.youtube.com/embed/pQfNLAio8iU" width="220"></iframe><br />
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #274e13;">Las manos de Sabina bailan sobre la tetera. Hace un calor
amarillo y espeso. Abdoul dice: “<i>¿Sabíais que Touré ha echado a su esposa de casa?</i>” El té huele a menta y el perfume me sube a la cabeza. Me gusta estar aquí.
“<i>¡He! ¡Algo hizo Touré!</i>” Las risas suben como nubes ligeras y yo cierro los
ojos. Niños nos miran sentados sobre el suelo, apartados y fascinadas sus
miradas, oscuras lunas negras pienso dentro de mi cabeza alegre. “<i>Se largó
con el jefe de la compañía de construcciones, un francés. ¡He! ¡He!</i>” El té hierve en la tetera que es azul como el cielo afuera. “<i>Mais! ¡Si se fue
será porque Touré no le hacia reír en la cama! ¡He!</i>” Sabina me guiña un ojito
travieso mientras añade perlitas de azúcar en la tetera azul, azul como el
resplandor de la mirada de François que no esta, nunca más porque se fue, hace mucho. “<i>¡Pues los Tourés del mundo entero que se
enteren!</i>” exclama Fatou tapándose sus hermosos labios con su mano de color de
arena. Afuera el sol brilla, el cielo baila lentamente, y mi corazón late, feliz.
Pronto beberemos este té de oro en unos pequeñitos vasitos de espeso vidrio. La
vida, a veces, es así de magnifica.</span></div>
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<br />Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-89184320665584378962012-10-25T03:02:00.002-07:002012-10-25T03:05:16.208-07:00La importancia de las piedrecitas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk3jilmy_z2-WjdViQQ0EoL9cXDHOU_AS_cUknER8vX6cZKl8w7SupPTW2KYRmyfQcAS_c2GtF9-xlBjtGj5m-V8hBJykkYvg130LJo8PVlPInocfBo9g7yKoBPbLyHdq5W_9cCRMYRTE/s1600/piedras.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk3jilmy_z2-WjdViQQ0EoL9cXDHOU_AS_cUknER8vX6cZKl8w7SupPTW2KYRmyfQcAS_c2GtF9-xlBjtGj5m-V8hBJykkYvg130LJo8PVlPInocfBo9g7yKoBPbLyHdq5W_9cCRMYRTE/s400/piedras.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #073763; font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Sentado en un banco de un parque el hombre, ya mayor, miraba
con interés una piedrecita que había ido a parar entre sus dos pies, una
piedrecita normal y corriente, oscura, irregular su forma. Parece mentira que
no nos demos cuenta de la importancia de las piedrecitas, pensaba el hombre.
Están aquí desde milenios, son más ancianas que nuestra especie animal y apenas
las miramos. Sin embargo cada piedrecita tiene su propia historia, su destino
casi eterno. Esta, la que el hombre miraba con interés, ¿cuanto tiempo es de su
existencia? Cuantas historias alrededor de la piedrecita oscura entre mis dos
pies, que miro con una especie de fascinación. Claro, claro, a Dingo le gustaba
tanto que le tirase piedrecitas en el aire, él saltaba como un saltimbanqui,
arriba arriba saltaba mi amado perro de orejas puntiagudas y hocico como muy
esnob, mi amado Dingo que corría como una gacela en el campo verde (siempre lo
recuerdo verde) y yo lo miraba como se estudian las más bellas pinturas de este
museo que es la vida misma, corría y sus orejas apuntaban el cielo azul con
unas nubes de miles formas, el campo verde nos rodeaba como una cúpula amable,
yo tirándole piedrecitas que él buscaba como un cazador atento, piedras en el
aire bailaban como bolas de cristal, las patas de Dingo levitaban, su cuerpo
negro flotaba unos segundos en el aire y el tiempo entonces se ralentizaba, yo
veía el brillo de su pelo moverse como algas, con una lentitud acuática,
aquella energía luego se expandía, todo volvía a la normalidad, Dingo corría
como un loco, ladraba con su voz de tenor, y ahora que cosa tan extraña, esta
piedrecita tan común que nadie ve de repente parece un diamante pero deben ser
mis lagrimas que hace que una simple piedrecita cambia de forma y luminosidad
como mismo este corazón mío.</span></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-82205166273416728252012-10-23T01:56:00.002-07:002012-10-23T01:56:41.956-07:00Ciertos lugares de mujer<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinfP4UBRGtX0a0cMHTpDXra608bbD9gAx5v4CCbOFek_H8YfJ3wWEPTWNbbPDlXYeFYG0BEwgNO-dtQYu9ziUZFOIoa5NoVHyda51lMwezaOaYNd1aTdTKZfvlHhhnc8ePq9JbkRrlnXI/s1600/fugacidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="311" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinfP4UBRGtX0a0cMHTpDXra608bbD9gAx5v4CCbOFek_H8YfJ3wWEPTWNbbPDlXYeFYG0BEwgNO-dtQYu9ziUZFOIoa5NoVHyda51lMwezaOaYNd1aTdTKZfvlHhhnc8ePq9JbkRrlnXI/s400/fugacidad.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Brassai<br /><br /><br /></td></tr>
</tbody></table>
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<div class="MsoNormal">
<span style="color: #cc0000;">El recuerdo de abrazos y caricias, de pasiones y deseos, de manos
y piel en una danza suave, besos, pelo revuelto, sonrisas, suspiros. Me
pregunto a veces porque esto, todo esto que pasó sigue presente en mi cuerpo,
como pequeñitas cicatrices y antiguos caminos que tomé y en los cuales viajé
como la gran aventurera que fui, que nunca he parado de ser, que siempre seré,
en mi cuerpo y en mi mente, arriesgándome al equivoco, no pasa nada. Hace mucho
tiempo, pero mucho, amé con misterio y alegría. Como mariposas perdidas y sin
rumbo sus nombres revoletean en mi mente, pidiendo espacio y dirección. Yo solo
recuerdo camas alegres, conversaciones, paseos. Hubo sin embargo otras cosas. Algunos
nombres, que guardo secretamente en una libreta de anotaciones personales: un día
lo quemaré todo, cuando sea luna negra. Sí, quiero sin embargo recordar lo feliz
que fui en medio de tempestades y lo
fuerte que me hice y las pequeñas cosas que entendí. No hay que olvidar que
existe, como el veneno de algunas serpientes, la otra cara, la misteriosa cara oscura y dual
de toda realidad y porque supe ver sus dos lados (y porque me mordieron los dos
lados) ahora, sinceramente, prefiero libros sobre mi cama y mis gatos y mis
perros. Y el silencio de mi habitación ocre y el otoño. Cada mujer es un mundo.
Y en todos estos nuestros mundos caben
lugares para cuentos, historias, leyendas. Los príncipes existen, también los
dragones. Lo que no sabíamos es que somos todo a la vez, que el dragón esta en
nosotras y también el príncipe. Ahora
hemos entendido que podemos decidir como termina la historia, como tiene que
acabar este cuento. Y es por eso que mis recuerdos son mariposas de una gran
belleza pero solo son recuerdos de mariposas fugaces viajando en lugares y
fronteras en mi memoria, marcas, pasajes. La realidad es esta cama vacía, que
he elegido vacía, los libros que me esperan cuando el anochecer se asoma, los
perros que miran en silencio mis paseos nocturnos, mis lecturas difíciles y mis
gatos que deducen de mi ignorancia. </span></div>
<div class="MsoNormal">
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Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-68927370658519246932012-10-13T02:48:00.003-07:002012-10-13T03:20:38.927-07:00La Lista<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPd98OyTEeyQWn6S9MZELpgje1wnEZCymsfAS1oMUGNEAVXeE6MCv_ssr8cPF6JagKeUBFDCqcQoMU6BaWDaADcqizwCqMdf7ypkQv09svU0LYxopPOOcJpUbJWg9lqKI4o2eobOBzySM/s1600/guerre.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPd98OyTEeyQWn6S9MZELpgje1wnEZCymsfAS1oMUGNEAVXeE6MCv_ssr8cPF6JagKeUBFDCqcQoMU6BaWDaADcqizwCqMdf7ypkQv09svU0LYxopPOOcJpUbJWg9lqKI4o2eobOBzySM/s400/guerre.JPG" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<b>A nuestra edad tenemos historias que contar y experiencias y
memorias de varias vidas, las de nuestras madres y abuelas también, nuestros
antepasados, nuestras familias. En casa las historias sobre la guerra eran mis
preferidas ya que en la mente de mi madre, la contadora, aquellos años fueron una gran aventura llena
de peligros y desafíos. Las contaba siempre como la niña que fue, con inocencia e ingenuidad, casi en una dimensión
de inconciencia. Una de sus historias,
mi preferida, siempre la recuerdo con cierto estremecimiento. Cuenta mi madre
que un día mi abuela, sentada en el gran comedor ya tarde la noche tibia de agosto del 36, oyó como se reunían unos hombres en la casa del lado.
Hablaban fuerte y mi abuela llegó a escuchar la conversación que se tramaba.
Iban nombrando, de una lista, ciertos nombres de habitantes del pueblo, y a
cada nombre le daban una sentencia: no o sí. El no era dejarlo vivo, el sí
ejecutarlo. En un momento dado nombraron a mi abuelo, el farmacéutico. Mi madre,
al llegar a este tramo de la historia, para de hablar durante unos segundos
para dar énfasis a la situación, hacerme ver en este silencio la gravedad de
aquel momento, hacerme sentir que en aquel instante mi abuela se quedó ella
también en un espantoso silencio interior, como en el borde de un precipicio, a
punto de caerse. Mi corazón de niña latía fuerte. Los ojos de mi madre
brillaban de una luz extraña. Los hombres decidieron por el no ya que un farmacéutico
en un pueblo era importante y ya que mi abuelo nunca había hecho política, no
había sido de ningún bando y se había negado a presentarse como alcalde. Esta
historia, que yo siempre pedía a mi madre de contarla, es mi preferida de
todas. Y mi madre terminaba diciendo siempre las mismas palabras:</b><i><b> cuando tu
abuela nos contó todo esto al día siguiente, lloraba</b>.</i></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-47906807622268897682012-10-12T02:09:00.004-07:002012-10-12T02:10:51.484-07:00La muerte de Franco<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAcLuglQJBCgg197FGsy6ZIscQUdGjbo1y8uhzedGvMQFnkgrvK2RH7krpZ0P2WcV0v671dJ18r6xkprgRioZc3PUQVqIvfT5miit7H3VK7oGXNA68nQ1zOPqjzbO5H5LR0LiTQ74aTGo/s1600/angel+extrerminador.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAcLuglQJBCgg197FGsy6ZIscQUdGjbo1y8uhzedGvMQFnkgrvK2RH7krpZ0P2WcV0v671dJ18r6xkprgRioZc3PUQVqIvfT5miit7H3VK7oGXNA68nQ1zOPqjzbO5H5LR0LiTQ74aTGo/s400/angel+extrerminador.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<b>El día en que se anunció la muerte de Franco estábamos practicando
<i>La Zapatera Prodigiosa</i> en un pequeñito teatro. Todos estaban frenéticos,
incapaces de concentrarse enteramente en sus papeles. Alguien llamó por teléfono
y vino corriendo. “¡Ha muerto!” Hubo como una gran consternación en el grupo.
Luego, como por arte de magia aparecieron botellas de champagne. Lo que
recuerdo de aquel día de otoño son las hojas húmedas del parque que rodeaba el
teatro pero también la cara alegre de un amigo de mi padre, Pablo Velasco. Lo
recuerdo tan claramente, como levantaba la copa brindando por algo que acababa
de pasar y al mismo tiempo por algo que tendría que pasar: este sueño de una
democracia, al fin. Todas estas cosas me parecían insólitas, yo era una
adolescente que apenas sabía quien era Franco y tampoco me interesaba mucho en
ello. Brindamos pues. Mi mirada de hoy se posa sobre la presencia de aquellos
inmigrantes que salieron del país y que cada semana se reunían montando obras
de Lorca y con la esperanza de guardar un poco algo que habían dejado lejos. Aquel
día no había nada que los separaba de los otros españoles que también brindaban
con champagne por un gran futuro que se anunciaba claro y nítido, bueno y rico,
feliz y prospero y justo. Que inocentes que somos los seres humanos, después de
todo.</b> </div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-70924985353749809132012-10-11T03:50:00.001-07:002012-10-12T08:00:20.903-07:00Mi abuela y la guerra<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAMqNnWRVRGdjIIU4uUAdiTfTc7jvkL26XdF6ANqlUVyCS4awCBzuzwkQ9ssQ4ymoVxuJkQtA-1dvaaIl_mkPhQNZ_xDVdg45KdqjNQCYAJgfriUdGIm4xsuT8WPkT0hEOaQcd2ftA80o/s1600/franco_burgos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAMqNnWRVRGdjIIU4uUAdiTfTc7jvkL26XdF6ANqlUVyCS4awCBzuzwkQ9ssQ4ymoVxuJkQtA-1dvaaIl_mkPhQNZ_xDVdg45KdqjNQCYAJgfriUdGIm4xsuT8WPkT0hEOaQcd2ftA80o/s400/franco_burgos.jpg" width="308" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal">
<b>Las abuelas adoran charlar, esto se sabe, es casi una
tradición, hablan y hablan y no hay nada ni nadie que las pare, ni un tren de
alta velocidad podría con ellas, es increíble. Yo recuerdo la mía y era todo
una locomotora: y venga hablar de la guerra, y eso y lo otro mientras yo
procuraba leer en paz a mi amado Stephen King pero no había manera, la voz de
mi abuela lo podía con todo, hasta con el canto de los pájaros del jardín que habían
parado sus melodías en un silencio misterioso como escuchando sus historias de
familias destrozadas, vidas aniquiladas, rutas y calles y ciudades abiertas
como grandes pozos heridos. Mi abuela tenia, hay que reconocerlo, mucha
imaginación, casi o mas que el maestro King. Y hablaba mientras tejía y también
decía cosas extrañas como que en la guerra no solo quedan muertos en el suelo,
no hija mía, lo que queda también son fantasmas. ¿Fantasmas? preguntaba yo
extrañada. Sí, fantasmas, decía ella con ímpetu, y muy potentes y vagan, vagan
sin cesar en esto que vosotros llamáis tiempo linear pero ¡ojo! ¡de linear
nada! El tiempo, repetía mi abuela, es todo menos una serie de acontecimientos.
El tiempo es circular, repetitivo y con varias capas, el tiempo se olvida a veces de que “las cosas ya han
ocurrido”. Yo la miraba con curiosidad. Ya veras, insistía mi abuelita. Ellos están,
estos fantasmas, y caminan entre nosotros y cuando menos te lo esperas toman
posesión de lo que fue, vuelven con sus historias inacabadas, insisten en
replantearse en este momento, este tiempo. Ya veras, decía ella mirándome de
reojo.</b></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-64468129688872638502012-10-10T00:19:00.001-07:002012-10-12T08:01:27.660-07:00La voz<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijksRa73j8Aqe8brFKmTZFYx1zWwo67Azu_rXZDCOMR6Q1pyNO8QSOa61_0mn6Xu3xyzt9i0Rg4X0JYOD1_1EatE6AuF_0UeiEVGfhbz_tvW8gW9duLvZgitjHRTIU-PPeyvRnz2NheX8/s1600/griot.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijksRa73j8Aqe8brFKmTZFYx1zWwo67Azu_rXZDCOMR6Q1pyNO8QSOa61_0mn6Xu3xyzt9i0Rg4X0JYOD1_1EatE6AuF_0UeiEVGfhbz_tvW8gW9duLvZgitjHRTIU-PPeyvRnz2NheX8/s400/griot.jpg" width="265" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<b>Lo que más me gustaba eran estos encuentros improvisados dónde el<i> griot</i> cantaba unas extrañas y bellas melodías y todos estábamos allí,
en medio de algo que parecía un retorno a una tradición tan antigua y a la vez
tan necesaria. Podían ser historias del pueblo, o del país o de una familia. El
sentido de las palabras yo no lo entendía pero esto no importaba. Entre los vasitos
de té yo escuchaba atenta aquella voz que subía y bajaba como el vuelo de un pájaro.
Las horas pasaban fuera del tiempo. Los grupos estaban divididos, los hombres
de un lado, las mujeres del otro. Sus risas, de ellas y ellos, me reconfortaban
de algo que yo sabia era sano como es necesaria el agua en el Sahel. Fue allí, en aquellas
habitaciones húmedas y apenas bonitas que me enamoré de todo aquello. Era como volver
a algo que había sido siempre mío, un camino que yo había de pronto encontrado,
que yo siempre había buscado sin saberlo. Los niños afuera jugaban sobre un
suelo polvoriento y sucio. Hoy me pregunto: ¿qué será de ellos? De aquellos
amigos que con solo una sonrisa me abrazaron toda mi. ¿Y los niños? Ahora son
adultos, si han sobrevivido a hambrunas o conflictos o simplemente a esta
miseria que no nos atrevemos a mirar de frente. Muchas noches de insomnio me
permiten visitarlos de nuevo, sea en sus calles abiertas a un sol herido y
duro, sea en habitaciones donde el <i>griot</i> canta las antiguas epopeyas de un pasado o presente con sus tesoros y epopeyas, sus reyes y sus príncipes,
aventuras y fatalidades. Sí, vuelvo a ellos como una retorna a sus propias raíces.
Yo soy lo que fui en aquel lugar y la visión que tengo del mundo se afinó en
aquel espacio que mi percepción sabe que existe porque existió. Si todo esto
explota algún día y todo desaparece yo sé que seguirá cantando el <i>griot</i>, de su
voz profundamente sabia, la historia de
la Humanidad. </b></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-62195767114431320412012-10-08T22:58:00.002-07:002012-10-08T23:00:41.096-07:00El ultimo día de mi infancia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCer4wMjb8bP39YS15Gp7idoI9bQ9gduB6pSl2ZKiCbuDHh1qwZch1KAX4hVxhOjQaXX8M-eMfw7UTRcXBqToBKh4vaovnxLYYa3lPpP6jnzFMkzGeVp9gWc2rHZp-0dbIKoveDQtdU9k/s1600/despedida.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCer4wMjb8bP39YS15Gp7idoI9bQ9gduB6pSl2ZKiCbuDHh1qwZch1KAX4hVxhOjQaXX8M-eMfw7UTRcXBqToBKh4vaovnxLYYa3lPpP6jnzFMkzGeVp9gWc2rHZp-0dbIKoveDQtdU9k/s400/despedida.gif" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<b><span style="color: #274e13;">Yo recuerdo perfectamente aquel domingo, un día parado en el
tiempo (porque se trata de esto) en los jardines del Hospital San Pablo,
espacio donde tuvo lugar nuestra despedida, en familia, todos juntos, primos y tíos
y mi madre tan bonita y triste ella también, la abuela, las hermanas de mi
madre, todas tristes mientras nosotros jugábamos a indios y sheriffs pero sin
ganas ya que fue el ultimo domingo antes de hacer el gran salto, como decía mi tío
Daniel, nos perseguíamos entre los pabellones de arquitectura gaudiana,
nuestras piernas como las de unas gacelas, pero era el ultimo día, yo lo sabia,
todos lo sabíamos. Ya nunca más volvería a ver a mi tía Teresa, y los otros,
aquellos que hacían parte de mi mundo y de mi vida, de esta esfera de una niña
de 11 años, tampoco los volvería a encontrar. Los océanos separan hasta la
eternidad. En la foto estamos todos los primos mirando, contemplando algo en el
horizonte interno, si miro con la lupa veo el principio de una mueca triste
sobre mi carita, algo que con el tiempo se transformaría en arruga perpetua. Aquí
estoy hoy, mirando una ultima reunión de despedida de mi infancia. Dos días después
subiríamos en el avión que nos llevaría en América, para siempre. Porque aunque
uno después vuelva, sea de vacaciones o sea para empezar de nuevo lo que se nos
arrebató, por mucho que uno se esfuerce ya nada es como antes, hasta los
jardines de aquel hospital han cambiado y esto por mucho que sigan en el mismo
punto. Luego iríamos a tomar un vermut en el bar de la esquina, como de costumbre.
Mi tío Daniel contaría otra de sus aventuras marítimas, los adultos reirían de
sus peripecias para apaciguar el silencio horroroso que producen las
emigraciones.</span></b></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-24412407251576623122012-10-08T00:16:00.003-07:002012-10-08T00:16:58.711-07:00Batallas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1EAT7R8j46-VHvX-ECd-7uSyhg0o39fgnFdK6rlrWbnIRKacjhQ2K67exnhG_X1gIR1nTXw9B0IFdKGxckNvNGxL8L2v7uT5LN6NPmTusB_VLcKpE3rYw0XWeq7diqoyaybDCe760bj4/s1600/batallas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1EAT7R8j46-VHvX-ECd-7uSyhg0o39fgnFdK6rlrWbnIRKacjhQ2K67exnhG_X1gIR1nTXw9B0IFdKGxckNvNGxL8L2v7uT5LN6NPmTusB_VLcKpE3rYw0XWeq7diqoyaybDCe760bj4/s400/batallas.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
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<div class="MsoNormal">
<b>Era muy común en casa ser testigo de guerras entre mi madre
y mi padre. Mi hermana y yo, sentadas cara a cara alrededor de la mesa, no parábamos
de sorprendernos de la intensiva lucha que estaba ocurriendo ante nosotras pero
ya habíamos apostado antes de ir a la cena. Eran batallas extraordinarias, solo
faltaban los tanques y las ametralladoras. El conflicto hacia años que duraba y
cuando estallaba era debido a un sin sentido, ahora me doy cuenta. Sus voces
subían, cual aviones de combate. A veces un golpe de puño sobre la mesa, de
parte de mi padre, marcaba un punto: aquello era una granada de cañón de fuerte
potencia. Mi hermana y yo nos mirábamos, sorprendidas. ¿Llegaría la paz algún día?
Yo nunca creí en ello. Recuerdo aquella cena dónde todo fue tan terrible, solo
por una cuestión de lengua. Mi madre afirmaba que era importante que sus hijas
fuesen en una escuela inglesa pero mi padre aseguraba que el francés, siendo la
lengua del país, sus hijas irían en una escuela francesa. Balas volaron
alrededor de la mesa bajo forma de insultos y chillidos. Las únicas victimas de
aquella guerra fuimos mi hermana y yo. Las heridas de aquel conflicto eterno
(esto nos parecía) siguen presentes con sus fantasmas heridos, sus caminos
rotos, sus casas destrozadas. Las guerras nunca acaban, por mucho que digan los
expertos. </b></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-90701579929781414442012-10-07T04:23:00.000-07:002012-10-07T04:23:06.463-07:00La Despedida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVz0-y1Iaa-z_cW22fHJq7Io8uehz5uAV9mr7fNVBYhGCeF3p3nrh09IC1OM1_aXPhqc5nkfFDYW2dVOpsBUBDtj1fNVC5MIxlx9vgGZmkeUW64RVRTVNxnzfEVPaIAMO6fcSDiQwDMu0/s1600/arret.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVz0-y1Iaa-z_cW22fHJq7Io8uehz5uAV9mr7fNVBYhGCeF3p3nrh09IC1OM1_aXPhqc5nkfFDYW2dVOpsBUBDtj1fNVC5MIxlx9vgGZmkeUW64RVRTVNxnzfEVPaIAMO6fcSDiQwDMu0/s400/arret.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: #b45f06;"><b>La única vez que vi llorar a mi hermana fue en aquella tarde
de otoño en su cochecito rojo circulando por las espesas calles de Montreal. Ella
se puso a llorar y yo no supe que decir. Sí, el otoño ya había empezado a
mostrar sus signos vitales: un sol más dorado y como más pesado, las hojas de
los arces mostrando ya sus venas de
cobre, los paseantes con sus jerseys puestos… Todo indicaba el nuevo clima que
llegaba siempre con sorpresa después de un verano húmedo y asfixiante. Mi
hermana lloraba detrás del volante de su Honda deportiva. Dijo: “Me hace tanta
pena que te vayas”. Yo no supe que decir encerrada en aquel cubículo movedizo,
mirando como por ultima vez aquellas arterias de una ciudad que no sabia que
amaba tanto porque uno no sabe nada hasta que las cosas simples te golpean la
cara, creyendo indispensable el irme de allí, sin objetividad ya las maletas
esperando en una habitación y el billete de avión en mi bolso de cuero. Todo
estaba listo, no había marcha atrás. Le puse una mano sobre la suya y le dije
que nos volveríamos a ver pronto. Ella siguió llorando en silencio, conduciendo
con agilidad como si nada. </b></span></div>
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-79576738386109637962011-12-11T03:37:00.000-08:002011-12-12T02:15:32.130-08:00La habitación amarilla<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhupGl1GtNSeMO7I9uBId0uSOy7rs3Jh50Pv6WZI2hbseaSWpresv90hwbMr-cCHq-XWcaITlYMOWyhllHArx3nXkPAFKgQ5yOobRoHCg2W6POfhWnl83uCuDcsZJDoF4dbddiLYTdxvVU/s1600/yellow1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhupGl1GtNSeMO7I9uBId0uSOy7rs3Jh50Pv6WZI2hbseaSWpresv90hwbMr-cCHq-XWcaITlYMOWyhllHArx3nXkPAFKgQ5yOobRoHCg2W6POfhWnl83uCuDcsZJDoF4dbddiLYTdxvVU/s400/yellow1.jpg" width="400" /></a></div><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;"><span style="color: #7f6000; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong>Quizás es la ultima vez que nos damos cita en esta habitación que ya no es tan clara como solía, la llamábamos la habitación amarilla pero ahora ya no lo es, ya el sol ha desaparecido de nuestras vidas después de aquello, y solo entra una grisalla por la ventana y la lluvia que no para, desde semanas y semanas, Pedro de lado se ha encendido un cigarrillo ruso de contrabando, ahora todo es así, por debajo, a escondidas, y fumar ya es un delito como vestirse de rojo, ahora solo este color gris de muro triste, Pedro esta de paso dice, tengo que subir al Norte donde hay cada vez mas disturbios y yo siento que esta tarde algo acaba, dame un cigarrillo bobo y dime que te gusto aunque mi<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pelo ya no sea aquel oscuro de alga como solías decir, ni el mío piensa Pedro encendiéndole este cigarrillo asqueroso pero es lo que hay, la lluvia afuera como un manto impenetrable y espeso, desde aquel día, desde cuando pero no sirve de nada, ya no hay los días como antes, ni las semanas, ahora son series, series con cifras y ahora nos toca estar en la serie C430b12, todo ha cambiado tanto, no llores ratita/ ratón bobo tú mismo/ vieja ratita sabia/ ratón estupido/ no será muy largo/ mentiroso/ solo unos meses/ ya no existen los meses pero los adjuntos de las series/ y su pelo alga ofrece una mancha de extrañas y misteriosas formas rodeando su cara ovalada a la Modigliani en esta habitación que Madame Dupuis nos ha alquilado pero amenazándonos de que ya no podría más, ahora estas serán solamente para los empleados del Ministerio de la reconstrucción sub-atómica, te acuerdas bobo de aquella cena después de una película aburridísima de Pasolini/creía que te gustaba Pasolini/ mentiroso bobo tú sabes que no me gusta/ que pasa con aquella cena idílica/<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Don Giovanni y te pregunté si creías, ¿crees Pedro que todo esto en un sueño? esto antes del Día C, la salsa tan rica con pimientos muy verdes, recordando a su padre de ojos tristes que sabia preparar unos espaguetis igual de ricos, y si todo esto fuese un sueño de alguien que nos esta soñando para no morirse de pena, se imagina aquí, en este restaurante tan lindo, mesitas con manteles de cuadrados, no seas boba pero quien va a soñar con dos tontos como tú y yo, no sé, quizás alguien que esta muy triste, y sus ojos sí que lo están, de tristes y desamparados pero todo esto se irá cuando estemos en la habitación de Madame Dupuis que siempre nos mira con aire conspiranoico, algo pasará y pronto dice desde hace mas de 6 meses, no seas bobo a veces creo que soy la proyección de algo, ando por la calle y es como si alguien me empujase con suavidad, como una mano invisible y me pregunto porque estoy andando en una calle que ni conozco, ni tengo ganas de visitar, en una ciudad que no reconozco tanto las cosas han perdido de su esencia<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pero ahí estoy, parada enfrente de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>escaparates de vidrieras sucias y oscuras de polvo, tiendas vacías, cerradas, paseantes que ya andan con los ojos semi cerrados la cabeza agachada, márchense que pronto susurra Madame Dupuis dándoles la llave de la habitación, no se queden aquí que esto, pero todo menos irse de esto porque esto es Pedro y yo en este pequeñito y amable restaurante italiano, no será muy larga mi ausencia miente Pedro, y si todo esto fuese un sueño sigo preguntando y esta habitación con nosotros fumando cigarrillos rusos que un amigo te ha vendido de escondidas, que ricos que son aunque sean asquerosos, tampoco se puede leer ni escribir ahora con la nueva ley, y sin embargo me has traído un libro de Cortazar que bueno que eres, el sueño de alguien triste en algún lugar que recuerda que antes del gran cataclismo, el Día C como dicen todo era, parecía sencillo, todo era bueno y simple y bello, un libro de Cortazar sobre una mesita de noche, un paquete de cigarrillos, unas manos acariciando un pelo de mar, mi padre tranquilizandome la frente, shhhhhh, tranquila nena, tengo sed, pronto pronto ahora no, luego, mi padre cerca de mí, has soñado nenita mía, mi padre se calla, mi padre me acaricia la frente y yo tengo cuatro años y me acaban de operar de la apendicitis y estoy en una habitación muy amarilla.</strong></span></div>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-64666705816625083742011-08-29T12:21:00.000-07:002011-08-29T12:27:12.991-07:00Cortazar en el paseo azul<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyY_IvtPkQy6n1-VPWJJAw5f4VeK80g4RXAwjnwUMYF-4fyp8I03YEpGExbuYZ53imJo92y3cUwEWngloPJPJJyrtsvkmN5Kr0XY5X_HQj7M30MUKBJP2jJy5VS223eyIDbrgqnR5oGV4/s1600/julio_cortazar11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyY_IvtPkQy6n1-VPWJJAw5f4VeK80g4RXAwjnwUMYF-4fyp8I03YEpGExbuYZ53imJo92y3cUwEWngloPJPJJyrtsvkmN5Kr0XY5X_HQj7M30MUKBJP2jJy5VS223eyIDbrgqnR5oGV4/s400/julio_cortazar11.jpg" width="286" /></a></div><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Así pues ya casi todos se han ido y nos hemos vuelto a quedar los de siempre, unos 20 habitantes después de un verano que ha pasado volando, rápido como este Irene del que se habla tanto pero del que casi no vemos nada, es así, volando los días de este verano extraño porque como inseguro de sí mismo, y muy alterado también reflejo de nuestras inquietudes internas y ahora de nuevo el silencio y la tranquilidad, de nuevo la soledad y la oscuridad, por la noche volveré a pasearme por las calles vacías de este pueblo con sus casas que aunque muy nuevas y bellas están como abandonadas ya que sus amos solo la habitan un mes por año, calles estrechas y torcidas de un pueblo de la sierra y rodeado de montañas, el cielo estrellado por la noche y sin nadie para parar mis pasos solo la oscuridad del pueblo, una oscuridad palpable como un ligero abrazo.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>He leído a Cortazar y es en Cortazar que pienso mientras vuelvo a encontrarme con ventanas cerradas a la luz, persianas que ya no oyen las risas de los niños, ni ven el paseo ruidoso de los jóvenes, Cortazar que me fascinó a mis 18 años cuando lo descubrí por azar en aquella vieja biblioteca de la Universidad, iluminada por neones gastados, y también por aquel silencio que me reconfortaba de la ciudad, una ciudad bulliciosa como todas, como un tren imparable y loco, después de tanto tiempo de nuevo con este escritor tan profundamente humano, tan poético, surrealista, absurdo, moderno antes de la modernidad, eterno como este cielo que me he parado a contemplar mientras las perras huelen un suelo donde ya se empiezan a ver los rasgos otoñales, algunas hojas de los árboles, algunas piedras que la lluvia habrá llevado hasta aquí, algunos olores que solo ellas pueden sentir, misteriosos olores de la tierra que en otoño parece despertarse después de una larga pero tan corta siesta amarilla y calida.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>A veces me hago ver que me he perdido en este pueblo chiquitito, un punto apenas visible desde lo alto de la atmósfera, estoy segura, apenas visible desde la altura del vuelo de la águila, hago ver que no conozco estas calles iluminadas por unos lampadarios modernos y muy altos y muy estirados como cuellos de jirafa y me extraña la quietud que hay aquí y como una especie de paz. En realidad yo habito este pueblo pero a la vez no lo habito , soy de aquí por la fuerza de las cosas, por esta realidad indefinida que me ha llevado hasta aquí y no soy de aquí, nunca lo seré por mucho que pueda andar sin que nadie me diga nada, por mucho que conozca a los 20 habitantes que somos aunque nunca se conozca a nadie en el fondo, ni esta misma realidad es reconocible con todo lo que esta pasando, esta guerra que hacemos ver que no vemos por su horror medieval porque así podemos pasearnos con tranquilidad en este pueblo pero también en la ciudad que de vez en cuando voy a visitar para sentir la humanidad, mis simios como los llamo, mis pequeños espejitos. Todos nos parecemos tanto en todas nuestras diferencias. Y todo sigue igual por mucho cambio que haya. Nos peleamos contra las mismas sombras.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Me encanta Cortazar, más ahora que cuando a mis 18 años lo leía extasiada y enamorada, no solamente de él pero de la vida, y de un hombre. Ahora lo leo y vuelvo a sentir aquel frenesí, aquellas inquietudes, como un empujón, como el despertar de una sonrisa y de un entendimiento, aquella admiración de su estilo y sus historias que son siempre historias dentro de historias como lo es nuestra vida aunque no tengamos conciencia de ello, Cortazar y Proust se hubiesen entendido porque todo es como un largo monologo mental, una excusa para abrir este cerebro y ver lo que hay dentro como estas muñequitas rusas dentro de otras muñequitas rusas, yo tuve unas y todos sabemos de ellas pero no sabemos nada del cerebro ni de la mente solo leyendo a Cortazar o a Proust o a Virginia Woolf de repente sentimos como unos cosquilleos aquí arriba que no esta separado de aquí este centro, este corazón que late y late… Porque todo en Cortazar es corazón.</strong></span><br />
<br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Me paseo y miro este pueblo y pienso en Cortazar mientras mis perras huelen la brisa tan cargada de vida. Casi me siento feliz</strong></span><br />
<br />
Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-4554631967801872022011-05-09T00:46:00.000-07:002011-05-09T03:44:35.819-07:00Los libros y mis hombres<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKGsszsjCYoFm7Utb45D5SuNKTGiAkkQTUZGse5pEI7eucwgi-DraXEFH_hrG_lowYlOxx_F7ha9c8h8g1cZBiUGQ8OFCzZ_3RSmhHOLB-CaPPPQ815TZGiOPPImUtKr_L0Io0q2DCsMY/s1600/biblioteca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKGsszsjCYoFm7Utb45D5SuNKTGiAkkQTUZGse5pEI7eucwgi-DraXEFH_hrG_lowYlOxx_F7ha9c8h8g1cZBiUGQ8OFCzZ_3RSmhHOLB-CaPPPQ815TZGiOPPImUtKr_L0Io0q2DCsMY/s400/biblioteca.jpg" width="400" /></a></div><br />
Pues sí, hay libros que me recuerdan algunos hombres que han aparecido en mi vida y una de las maneras que tengo para calmarme y para relajarme, hasta diría yo para meditar, es poniendo orden entre estos tantos libros que tengo y que están aquí desde tanto tiempo. <br />
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Es interesante ver hasta que punto estos libros míos hacen parte de mi vida, como han hecho parte de mi vida los hombres, y en cada vida de mujer están ellos, y quien diga lo contrario miente. ¿O no? intrínsicamente ligados y enlazados a espacios de mi vida, momentos de mi vida, épocas de mi vida. Cada hombre que mis manos han rozado, acariciado, que mi cuerpo ha deseado, que mis labios han besado... tiene su propia historia pero a la vez la historia de un libro en mi existencia. Son entonces varias historias que contiene un libro, cuando lo tomo entre mis manos, cuando respiro entre sus paginas, cuando leo la fecha inscrita en la primera pagina, el día que lo compré y donde. Y el hombre que amé en aquel preciso instante se me aparece, en aquel mes, en aquella estación de plata, de luna de plata sobre una cama azul y ocre. <br />
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Cada libro es único en recordarme todo aquello que fue y aquella que fui. Cada hombre hizo de mí mujer, me creció, me moduló. ¿Te acuerdas? me murmuran el titulo y el autor. Sí, me acuerdo. Entonces se crea como un entendimiento entre el libro y yo, entre este presente y el pasado que sigue presente gracias al libro, entre aquel hombre cuerpo e imagen de una eterna habitación interna, reconocimiento hacia algo tan efímero y fugaz como es el Tiempo en la vida de una mujer.<br />
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Poniendo orden en mi biblioteca es como poner orden en mi vida, es mirar aquellos encuentros que hicieron de mi una mujer desde otra perspectiva, desde este espacio seguro que es el libro, un espacio que parece limitado pero que no lo es. ¿Acaso el mar tiene un limite? Ellos, los libros, los hombres siempre estarán. Fuente de vida son y serán. <br />
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¿Pero que haces aquí? le pregunto a este libro un poco escondido detrás de otros, como olvidado, dejado de lado. <strong><u><span style="color: #cc0000;"><em>Treinta Cuentos Argentinos de 1880 a 1940</em></span></u></strong> de la editorial Guadalupe con prologo y notas de Angel Mazzei. Me lo regaló Eduardo, un bello argentino de ojos claros y pelo oscuro. Que guapote que era, alto, impresionante sobre todo su mirada que yo sentía cuando le ofrecí el papel de <em>Yerma</em> en el teatro de la Universidad McGill, aquel verano de mis 20 años y se lo dije varias veces, <em>yo no soy Yerma, tú te has enamorado de Yerma pero yo no soy, yo solo he sido esta mujer fuerte y valiente sobre las tablas, en la vida soy otra, más salada si quieres, más débil también</em> y mientras bebíamos un <em>Rhum and Coke</em> en un bar llamado <em>Eucaliptos </em>su sonrisa me recordaba la de Víctor, y acepté lo que nunca hubiese aceptado Yerma de hacer, y acabé entre sabanas color crema en los brazos de Eduardo. <em>¿Ves como no soy Yerma?</em> le dije después acariciando su suave cara, <em>Yerma nunca hubiese aceptado esta situación</em>. <em>Toma</em>, me dijo él ofreciéndome este libro de cuentos argentinos que ahora acaricio entre mis manos. <em>Acuérdate de mí cuando un día visites Argentina…</em> Y nunca más supe de Eduardo porque decidí que después de todo Yerma me había marcado una pauta y borré así de la faz de mi tierra sagrada a Eduardo, y desaparecí de su vida como él de la mía. Así van las cosas a veces, entre los hombres y las mujeres. <br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpJ_SICNxwwUIcyRE9LaOX7DPvAEi2uJ10tHQjZO8CoRFHfoFeBls80CouKbv30HMADvef6gsai_sHRKlWVrhimBavS4iX6aDck9W3sKcYH_NTjU-_xh6l3U-UGfE7cTiwIy64uXn_sSc/s1600/treinta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpJ_SICNxwwUIcyRE9LaOX7DPvAEi2uJ10tHQjZO8CoRFHfoFeBls80CouKbv30HMADvef6gsai_sHRKlWVrhimBavS4iX6aDck9W3sKcYH_NTjU-_xh6l3U-UGfE7cTiwIy64uXn_sSc/s320/treinta.jpg" width="320" /></a></div><br />
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Ah, este otro libro también es muy interesante en mi vida, <strong><em><span style="color: #cc0000;"><u>L’Etat Sauvage</u></span></em></strong> de <strong>Georges Conchon</strong>, ediciones Albin-Michel comprado en un vieja librería de libros de segunda mano por 25 centavos, un libro excelente, vitriolito, casi espeluznante por su visión sobre colonizados y colonizadores, una historia dura como marfil con personajes corruptos, perdidos… y recuerdo con nitidez aquella noche que fuimos a ver la <em>Premiere</em> de la película basada sobre la novela de Conchon, todos estábamos allí, mis amigos africanos y sobre todo mi amado Touré que siempre miraba todo lo que le rodeaba con una cierta relatividad, un <em>détachement</em> suave y triste y hasta me contemplaba a mí de esta manera. La película en aquel entonces no me gustó por justamente el racismo que mostraba con tanta claridad y tampoco yo había leído aún el libro. Cuando lo leí, hace poco, me pareció todo tan claro y tan nítido y ahora entiendo aquella mirada como separada de todo de mi amigo Touré y me perdono mi intransigencia hacia él y la suya hacia mí. ¿Cómo ponerse en la piel de un africano? Es muy difícil y hay que leer también este otro libro que Touré me regaló antes de nuestra separación como amantes pero no como amigos, <strong><em><u><span style="color: #cc0000;">Peau Noire Masques Blancs</span></u></em></strong> de <strong>Frantz Fanon</strong> editorial Points y donde mi amigo escribió sobre la primera pagina estas palabras : <em>No olvides nunca que todos somos africanos, Touré, Montreal, 1980. </em><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuo0WBkKNtSm1UMBoa5UBWPkQM09QTTqMSZO8MFpchNQPR-7VL21mVy2Fqs0q6ebyhVZsVn2yeDUsMtR05Na0k1gsCOzCOmSNF3EJJordkfNbysnztrAy9-8vBbeYhgBPU5PqtTCYEL2Q/s1600/etat.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuo0WBkKNtSm1UMBoa5UBWPkQM09QTTqMSZO8MFpchNQPR-7VL21mVy2Fqs0q6ebyhVZsVn2yeDUsMtR05Na0k1gsCOzCOmSNF3EJJordkfNbysnztrAy9-8vBbeYhgBPU5PqtTCYEL2Q/s400/etat.jpg" width="267" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjHxezMXtnIGgD6l1l8YRr5WIpMVJ2dIQIdHAggbuO0-P63FECeHsqO0CfYJNgv9YQqgy7EJAyR0At994-voRa2odf8q64eFPq-N7nMSO9qOvvkGkcnaMXXRK4PsklCRGVTACA25CPkq4/s1600/peau.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjHxezMXtnIGgD6l1l8YRr5WIpMVJ2dIQIdHAggbuO0-P63FECeHsqO0CfYJNgv9YQqgy7EJAyR0At994-voRa2odf8q64eFPq-N7nMSO9qOvvkGkcnaMXXRK4PsklCRGVTACA25CPkq4/s400/peau.bmp" width="240" /></a></div><br />
Es así, es así pienso contemplando mi biblioteca que siempre tiene algo que enseñarme, puntos oscuros que de repente se iluminan, desorientan, apuntan.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div>Ah, y he aquí <strong><em><u><span style="color: #cc0000;">La vieja sirena</span></u></em></strong> de José Luis Sampedro, otro regalo y este de mi amigo Alejandro que vino a visitarme, navegante valiente, después de haber leído uno de mis cuentos colgado en algún lugar misterioso de la red, otro hombre en mi vida que despertó en mí una alegría intensa que yo había perdido. Era muy joven, mucho más joven que yo y casualmente parecía un personaje de las novelas de <strong>Erica Jong</strong> que yo estaba leyendo entonces ya que Erica dice que<em> todas las mujeres necesitan un hombre de 20 años en algún momento de sus vidas.</em> Pues eso. Alejandro fue este amante joven y audaz y bueno. La vieja sirena lo leí después y fue un libro que me dolió mucho a tal punto que recuerdo haber llorado en el metro un día y haber decidido marcharme de Montreal. Lo que hice.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRI_n-2kwZRIbjOiG0pBtbnPZ5k2G27bHbHgmw75Oc-BrHSOXeg43G8fIzSUQRDZDlvw43hFUvCkiAjIW5rA-YhzBoOlnDJtD4XpgPcBLKeiqx-p6w32tBOydxc6JWNj8A3Lc75B_a3qc/s1600/la-vieja-sirena.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRI_n-2kwZRIbjOiG0pBtbnPZ5k2G27bHbHgmw75Oc-BrHSOXeg43G8fIzSUQRDZDlvw43hFUvCkiAjIW5rA-YhzBoOlnDJtD4XpgPcBLKeiqx-p6w32tBOydxc6JWNj8A3Lc75B_a3qc/s400/la-vieja-sirena.jpg" width="285" /></a></div><br />
Curioso, esto de los libros pero mas curioso esto de los hombres. Pero es así, en todo caso es así en mi vida. Hay otros libros, muchos más, hubieron varios encuentros, todos diferentes los unos de los otros, cada uno especial en sí a la imagen de un libro, puertas, ventanas, caminos oscuros, otros muy claros, novelas, libros de psicologia, libros de historia, ensayos, libros que he olvidado, otros que están en lugares especiales de mi vida y de mi biblioteca. En la vida o mejor dicho en las vidas de cada mujer siempre, en lo relacionado al tema de los hombres, desaparecerán algunos, volveran a aparecer otros, importantes, otros menos importantes ya que todo es muy relativo y sobre todo cuando se habla de los hombres pero casi siempre vitales, es un decir. Poner orden en esta mi biblioteca es pues necesario, una meditación apacible, buena, tampoco muy triste. Me doy cuenta de lo mucho que he vivido, de lo mucho que he amado y crecido, de lo mucho que he leído y de lo importante que es recordar con amabilidad aquello que fue y siempre será.Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-14472621371920572772011-05-06T07:13:00.000-07:002011-05-06T07:17:51.382-07:00En la playa con Virginia Woolf<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnyV-LBLfpxGPP_A90FWVmG1_R88c68V9uY2LIzmvHThtTRrH305nNBqJMlAz8W7qVZFzIjcCk8s-EuF2i6hVwJYf2fh_bbLd2nkfjGjvZZmrjSTuzYsk7mZGMUMNzws6FUDJl8biZbUg/s1600/playa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnyV-LBLfpxGPP_A90FWVmG1_R88c68V9uY2LIzmvHThtTRrH305nNBqJMlAz8W7qVZFzIjcCk8s-EuF2i6hVwJYf2fh_bbLd2nkfjGjvZZmrjSTuzYsk7mZGMUMNzws6FUDJl8biZbUg/s1600/playa.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><strong><span style="color: purple;">William Turner</span></strong></td></tr>
</tbody></table><span style="color: #45818e; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><em>He decidido irme de casa para unos cuantos días, alejarme de mi esposo, de mi trabajo, y venir aquí con Laika, en esta playa, una buena habitación en casa de Susana que ha dicho que la perra es una preciosidad, en esta playa inmensa y llana y buena, la playa vacía a estas horas y siempre me ha gustado este momento como de soledad amarilla, donde el silencio es este mar, esta voz de mi infancia cuando volvíamos y que yo sentía aún el mar en mí, su movimiento perpetuo que mi cuerpo seguía abrazando, el sol fuerte, brillante y tenaz, algunas voces a lo lejos, yo sentada con un libro de Virginia Woolf sobre mis rodillas. </em></strong></span><span style="color: #45818e;"><br />
<strong><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><em></em></span></strong></span><br />
<span style="color: #45818e;"><br />
<strong><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><em></em></span></strong></span><br />
<span style="color: #45818e; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><em>La perra a mi lado deja que la luminosidad la habite, leo y de vez en cuando le acaricio la cabeza, es una buena novela, como todas las suyas pero esta es bastante accesible aunque todo sea percibido desde la mente de cada personaje, ah, una niña sola que mona con su bikini azul oscuro, la mente, el alma, cuantas veces se hacia esta pregunta, quien soy, como es esto que siento esto, indagamos esta impresión, busquemos la raíz de lo que estoy sintiendo, de esta percepción vaga pero insistente, vayamos más lejos, siempre más lejos, en todo, siempre ella ha sido una innovadora, la niña mira a lo lejos es un punto oscuro entre tanta luz, como una flor de lavanda en medio del desierto, me pregunto donde estarán sus padres, pero no, no hay nadie solo unas voces a lo lejos como en eco, como en aquella tan bonita película de Jacques Tati, todo como alejado y cerca a la vez, sus palabras me llegan desde tan lejos, su mundo, esta visión abierta permitiéndome verla bajo varios ángulos, siempre una nueva y mas profunda Virginia accesible, abierta, bondadosa y generosa ya que aquí esta la novela, algo que ella ha escrito para que yo pueda leerlo sentada sobre la arena, un exquisito regalo y siempre ella está, siempre estará al igual que este mar con su voz infinita, la niña solitaria mira el agua verde, a esta hora el mar se transforma en bosque marino, no se mueve, solo mira como hipnotizada pero quizás es solo una impresión, Laika también la ha visto, sus orejas apuntan el cielo, mirada fija y concentrada.</em></strong></span><span style="color: #45818e;"><br />
<strong><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><em></em></span></strong></span><br />
<span style="color: #45818e;"><br />
<strong><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><em></em></span></strong></span><br />
<span style="color: #45818e; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><strong><em>Esta novela me recuerda que todo es indefinido, casi sin forma absoluta, como un paisaje bajo la niebla o como bajo el brillo suave de la lluvia, los personajes se mueven en ondas, produciendo imágenes fractales, caricias en el aire que crean colores y formas cambiantes rozándose unas contra otras, bajo una luz efímera van y vienen, lentamente, cada personaje en su propio espacio de sensaciones, cada personaje en su soledad, en su mente que es impresión, nada definido ni compacto, solo somos impresiones desde el más allá del yo, impresiones, impresiones, búsqueda, palabras que van y vienen en la mente y forman cuadros abstractos de formas misteriosas, ¿solo esto? Sí, solo esto. Impresiones que hacen remolinos en el agua, ondas sutiles, entre ellas se rozan, brisas humanas pero cada una única, y esta niña ahora se ha movido ligeramente y a paso de tortuga se aleja, flor llevada por el viento, se aleja y dentro de poco solo será un puntito apenas perceptible en el horizonte de esta playa donde estoy leyendo una novela de Virginia Woolf, sobre mis rodillas esta este libro y dejo que el sol me acaricie, yo y Laika dos puntos oscuros en esta playa donde he venido a reposarme de la vida pero dos puntos indefinidos, sin forma, etéreos en esta inmensidad amarilla.</em></strong></span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-90851900475066820462011-02-07T02:44:00.000-08:002011-02-19T07:58:29.687-08:00Secretos y rumores de familia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6JXom1l5EkSoYrXBNkJZlImGYbFWQ2Q4XJAc5Im9CgbPxsqk68EpetY5lz0C6D1C1eEa1nada8Ff4BMYA5vFibOWUTZ9_hqd1DsXtK1Zl3idwE2VjzOwkiF9R5XfGh6iv_3YYTsoawsw/s1600/les-oiseaux-bleus-0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" h5="true" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6JXom1l5EkSoYrXBNkJZlImGYbFWQ2Q4XJAc5Im9CgbPxsqk68EpetY5lz0C6D1C1eEa1nada8Ff4BMYA5vFibOWUTZ9_hqd1DsXtK1Zl3idwE2VjzOwkiF9R5XfGh6iv_3YYTsoawsw/s320/les-oiseaux-bleus-0.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><span style="color: #134f5c;"><strong>Los secretos de familia son como viejas sombras que se nutren de emociones y situaciones dolorosas que no han visto la luz del sol. Estos secretos viven de la oscuridad, de nuestra más y profunda oscuridad. </strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>En el comedor del piso de mi abuelita percibo ligeramente estas entidades, como pájaros nerviosos. Nos rodean y ríen de nosotros, reunidos otro año para el cumpleaños de la abuelita. Me vuelvo de lado para dejar que el sol, que entra oblicuamente desde la ventana, me acaricie las manos. Es un día de invierno como tantos otros, es domingo y hemos tenido que hacer la comedia, ir a misa a escuchar al cura decir tonterías sin-sentido, con paciencia hemos vuelto al piso después de haber pasado por la pastelería a comprar un <em>brazo de gitano</em>, gestos y acciones casi mecánicos, rituales que a mi punto de vista ya no tienen sentido. Ya hace tiempo que siento que me estoy alejando de este grupo de personas que durante mi infancia habitaron mis juegos y sueños. La separación física ha hecho que de repente me sienta aún más extranjera aquí que allá. Esta constatación me hace sonreír, y mi prima Hermione, que siempre se fija en todo me pregunta ¿qué es lo que pasa en mi pequeñito cerebro?</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Mi prima Hermione es una snob, ya hace tiempo que lo sé. Le contesto que en mi pequeño cerebro acaban de pasar dos pájaros azules. Hermione hace una mueca, siempre le han complicado la vida las metáforas. Se enciende un cigarrillo y me pregunta, esta vez, qué es lo que voy a hacer en este país de gente sobre dotada. Esta vez no sonrío, esta vez me sale la risa a carcajadas. </strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>¿Qué secretos hay en nuestra familia, secretos oscuros que habitan nuestra cueva más profunda? Qué es lo que nunca se ha dicho pero que muerde la raíz de nuestro árbol familial? Rumores corren de que tío Bastiano, el que vive ahora en un país oriental, hubiese abusado de… O que tía Helena, la de Islandia, cuando de chiquita fue… Quien sabe. Y sin embargo estos rumores abren como una ventanita hacia algo más intenso, dan relieve a tantos malentendidos y malas posturas. Yo siempre he visto la familia, y más últimamente, como un animal deformado y disforme. Me gustan estas metáforas.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>La abuelita nos mira desde su sillón verde, un sillón que fue comprado de un príncipe árabe que pasaba por el muelle y tío Ernesto, que trabajaba en una tienda de antigüedades en el barrio gótico, lo obtuvo por 5 mil pesetas. Esta es la historia oficial de este sillón que nadie podía ni puede utilizar, solo la abuelita que ahora festeja sus 90 años. Pero me pregunto yo qué hay más detrás de este sillón que tiene unas patas en forma de garras de león. También se insinúa que la abuelita, cuando de joven, fue una gran belleza admirada por muchos hombres y… Bueno, se dicen tantas cosas. Nunca podría imaginármela en otra forma que la que estoy admirando, la de una abuela sensata y derecha, con principios e ideales muy correctos. </strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Y este primo mío, el adorable Janus, también corre el rumor de que una tarde de verano, con la vecina… No me extraña, es muy adorable. Tiene el pelo castaño, ahora ya con filamentos de plata, y sigue teniendo estos ojos verdes que me recuerdan estas piedras preciosas que llevan los reyes del Oriente en las películas estupidas que han hecho los americanos en aquellos tiempos de tanta ignorancia. Bueno, siguen aquellos tiempos. En este país, me doy cuenta, las cosas han cambiado pero el fondo sigue el mismo. No lo digo muy alto, Hermione me haría otra mueca, y de muecas ya empiezo a estar harta.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>¿Quienes son, después de todo? Apenas los conozco y aun menos los reconozco. Durante muchísimos años me los he estado imaginando igualitos que cuando de niña me subí al avión para irme de esta mi tierra. En mi mente, o mi pequeño cerebro como diría Hermione (y tiene razón), ellos no habían cambiado. Seguían como antes, como yo les quise, juguetones, misteriosos, felices, inocentes. Cuanta vanidad la mía de no quererles cambiantes, cada uno a su manera, libres e independientes de mi propia existencia. Ahora los veo como me ofrecen que son, ya que en el fondo todos llevamos encima unas mascaretas bien puestas, y yo también llevo la mía que esconde miedos e inseguridades cuando lo que ofrezco es la imagen de una mujer fuerte y valiente. Vaya, vaya. ¿Y qué secreto negro me habita? ¿Qué rumores me persiguen? Tampoco me importa mucho, aunque sí, me importa.</strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>Un día tendremos que sacar al aire contaminado de esta ciudad mítica que es Barcelona nuestros secretos familiares, será la única y sola manera de curar algunas heridas que nos persiguen como pájaros azules enfadados de tanta oscuridad. Mientras tanto seguimos como si nada, creyendo que no pasa nada. </strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><br />
<strong></strong></span><br />
<span style="color: #134f5c;"><strong>La abuelita me hace un guiño. Sabe que cuando todos se marchen, quedaremos juntas ella y yo y podremos hablar del pasado. Quiero preguntarle un rumor que corre sobre mi madre: parece ser que se enamoró locamente, antes de conocer a mi padre, de un marinero americano, un hombre de ojos pardos. Y yo también tengo ojos grises. Nunca se sabe, alomejor tengo un padre marinero, y yo sin saberlo.</strong></span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-11256897660055495992011-01-30T11:03:00.000-08:002011-01-30T11:09:00.474-08:00Un viejo libro de recetas y un viaje a la Proust<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjszihCsEmAUDQE1JGsdPSyznvyIMRRa6ZiGztbmgUtdMMPLkm7K6Fo1QmrDSMnDVGyMFfC6m5g4kyxYDCygeOwTkSLtvrY0wCDxs8Laco3PmAG4-spseiprbIinxXPJEKUdEXu6vd-J4I/s1600/cuisine.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" s5="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjszihCsEmAUDQE1JGsdPSyznvyIMRRa6ZiGztbmgUtdMMPLkm7K6Fo1QmrDSMnDVGyMFfC6m5g4kyxYDCygeOwTkSLtvrY0wCDxs8Laco3PmAG4-spseiprbIinxXPJEKUdEXu6vd-J4I/s1600/cuisine.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><span style="color: #351c75;">Entre mis manos un viejo libro de recetas que mi madre recibió un día de una de mis tías. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Es un libro tan viejo y tan usado que las paginas apenas se aguantan por ellas solas. Ya no tiene ni tapas. ¡Ha sido tan utilizado primero por mi madre y luego por mí! Pienso que es un libro eterno, por muy viejo que sea, por muy usado que esté. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">En él hay recetas que, al releerlas, me recuerdan a mi madre, a mi padre, a mi hermana, a mi juventud y adolescencia. Me rememoran aquellas tardes de invierno cuando yo iba a verlos y preparaba para ellos <em>buñuelos de viento</em>. Mi padre se ponía muy contento porque mi padre tenía una boca azucarada, como yo. Luego disfrutábamos comiendo los buñuelos y jugando a encontrarles formas de animales, de objetos. </span><br />
<br />
<span style="color: #351c75;">Cierro los ojos. Oigo la voz de mi madre, desde la habitación donde siempre la encontraba estirada, sea mirando la televisión sea simplemente con su mirada ensoñada. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Mi madre siempre se ponía contenta al verme, siempre me pedía mi presencia, siempre demandaba que yo estuviese con ella. <em>Mi Lydia</em>, decía de una manera tan entrañable. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Pero yo me fui, me fui muy lejos para no oír más aquella voz llena de soledad y de tristeza.</span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Acaricio el libro de recetas. Es tan viejo y usado que lo tendría que tirar a la basura, y comprarme uno nuevo, sin manchas, con tapas, sin memoria. ¿De qué sirve recordar? ¿De qué sirve viajar en el tiempo, retomar el tiempo en este pasado que ya no existe? Mis padres ya no están, ya nunca más volveré a hacerles buñuelos. Ya nunca más volveré a oír la voz de mi madre, llamándome.</span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Sin embargo… sin embargo ellos, tengo la impresión, siguen ahí, en algún lugar, esperando mi llegada, esperando mi presencia. Y no solamente ellos sino la casa, los objetos, los muebles, este libro de recetas. Todo sigue ahí, en el pasado, en este trozo de memoria, en este programa mental de mi memoria, esperando, quietamente, mi retorno.</span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">¿Pero por qué? ¿De qué sirve volver en algo que ya no existe, inconsistente, efímero y fugaz?</span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Será que Proust tenía razón: uno vuelve en el pasado para entender. ¿Pero entender qué? Todo esta hecho y dicho. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Los ojos cerrados me veo en aquella cocina, preparando unos buñuelos que mi padre espera con tanta ilusión. Una ilusión infantil e inocente, llena de una alegría que yo nunca supe ver en él. Me doy cuenta que durante el tiempo que él y yo estuvimos juntos en este camino que se llama vida, yo nunca supe ver aquella ilusión y alegría de mi padre al prepararle los buñuelos. Ni tampoco en otros momentos. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">Mi padre sonríe. Nunca supo decirme que me quería, nunca supo decirme que apreciaba mi presencia, esto lo he aprendido luego, porque hay algo que la vida enseña y es mirar las cosas desde otra perspectiva; y yo nunca supe ver que aquella ilusión suya, que se despertada como un palpitar de alas, cuando decía: <em>¡Papa! ¡Ven a comer los buñuelos!</em> era una manera tímida de decirme todo lo que no supo ni pudo decirme. </span><br />
<br />
<span style="color: #351c75;">Desde aquí, desde este presente, gracias a este libro de recetas, puedo de nuevo ver sus ojos, pequeñitos y su mirada, muy tierna, muy suave, y puedo sentir el placer que sentía cuando comía mis buñuelos y decía que estaban buenísimos. </span><br />
<br />
<span style="color: #351c75;">Desde aquí, desde allá, puedo de nuevo contactar con mi padre, más que cuando estábamos juntos, mucho más que cuando nos veíamos y rabiábamos o cuando nos veíamos y yo le ignoraba sea por miedo, por temor, por ideas falsas que yo tenia de él. Hoy puedo mirarlo en los ojos, en estos ojos tan oscuros que nunca tuve el coraje de mirar de cara, estos ojos llenos de misterio, de dulzor, de paternidad. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;"><em>Ah, mi padre, mi querido padre… </em></span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span><br />
<span style="color: #351c75;">De repente me siento como muy feliz y abro los ojos y miro con cariño al viejo y usado libro de recetas. Quizás prepare buñuelos hoy, en esta tarde de invierno, gris y suave. </span><br />
<span style="color: #351c75;"><br />
</span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-59540776319219650482010-11-06T01:43:00.000-07:002010-11-06T03:22:22.822-07:00Los silencios de mi abuela<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFXZwdErPFgD5dtvPR0Atz2UM9Ck9ojdzItBMmf5vRMqA8d6887KiinM6mmVyYqYLpv_FXDfR2dpf2o3SCFHao3XjbJFUY3VxNU9PVcT3jvUlVO37B5WTZwul2eizsld5bpbiwdM61nCY/s1600/Jardines-Impresionistas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFXZwdErPFgD5dtvPR0Atz2UM9Ck9ojdzItBMmf5vRMqA8d6887KiinM6mmVyYqYLpv_FXDfR2dpf2o3SCFHao3XjbJFUY3VxNU9PVcT3jvUlVO37B5WTZwul2eizsld5bpbiwdM61nCY/s320/Jardines-Impresionistas.jpg" width="240" /></a></div><br />
En las tardes de otoño siempre tengo cita con mi abuela. <br />
<br />
Nos sentamos sobre unas viejas sillas que mi abuela tiene de antes de la guerra. Son unas sillas bajas pero muy confortables y parecemos dos gigantes sentadas sobre ellas, unas sillas que conozco de memoria, que podría reconocerlas los ojos cerrados, me gusta acariciar la madera, ya tan gastada y la cuerda, resistente como el mismo tiempo. <br />
<br />
Mi abuela teje, me esta haciendo un jersey de color rojo, dice que el rojo es mi color. Pero no me ha dicho aun si es un buen color. A mi abuela no le gusta mucho hablar, mas bien diría yo que le gustan los silencios, estos espacios donde no se dice nada y se dice todo. <br />
<br />
Mi abuela, que sabe mucho de la vida porque ha vivido mucho, es la única persona en la familia que es capaz de reconfortarme. La única que está presente, cuando le hablo o simplemente cuando estoy rodeada yo también por silencios suaves como la brisa, esta tarde, que flota en el jardín de su casita.<br />
<br />
Es una brisa suave y yo creo que hasta azul. En otoño todo tiene color manso. Las gallinas se pasean con quietud enfrente de nosotras, concientes de que las estamos observando. Un gato negro esta sentado al lado de mi abuela, contemplando con desprecio a las gallinas.<br />
<br />
Siempre el otoño me ha gustado y calmado. Se lo digo a mi abuela que ha posado su mirada suave sobre mí. Sin parar de tejer me pregunta si hay algo que me esta preocupando.<br />
<br />
<br />
- <em>No… pero sí.</em> <br />
<br />
- <em>Y esto qué quiere decir, chiquilla. O es no o es sí. En la vida no se puede ir de dudas. </em><br />
<em><br />
</em><br />
- <em>Es que es muy complicado.</em><br />
<br />
- <em>Aun más para afirmarse. </em><br />
<br />
<br />
Y durante un largo tiempo nos quedamos en un silencio reparador. No se si es la voz de mi abuela, o el sonido que hacen las agujas de tejer, un sonido a penas perceptible, o el cacateo de las gallinas que buscan gusanitos sobre la tierra. <br />
<br />
Mi abuela nunca me ha dicho que la vida fuese un camino de sufrimiento. Nunca me ha dicho que tenemos que vivir sufriendo. Mi abuela no cree en Dios ni en el matrimonio. <em>No te cases nunca</em> <em>pero ama profundamente</em> es una frase que me dice a cada vez que vengo a visitarla. Y: <em>¿Dios? ¿Qué Dios?</em> <em>Dios está aquí</em>, señalando con sus dedos finos y elegantes el centro de mi cuerpo. <br />
<br />
Cuando murió mi madre mi abuela fue la única en consolarme. Me acarició la frente, y las mejillas con un algodón perfumado. Me estiro sobre el sofá de su pequeñito comedor. Me preparó un pollo con vino. Luego me regaló un libro, que llevaba años en su vieja biblioteca, un libro pesado y antiguo,<strong><em> La Divina Comedia</em></strong>. También me hizo un masaje de pies y me escuchó llorar mis culpas y mis temores. Luego, al día siguiente, me llevó con ella al cementerio. Y estuvimos limpiando la tumba de una de sus hijas, la tía Ana, que yo nunca llegué a conocer. <br />
<br />
Mi abuela es como una columna, su fuerza es inmensa. Pero nunca se lo he dicho. Un día me dio unas cartas de mi padre, enviadas desde aquellos años cuando estuvo en Francia, asqueado se fue para vivir en un lugar más respirable. Y me gustaría decirle, a mi abuela, que tengo la impresión de que soy como mi padre, que tengo que irme, que no estoy bien ni aquí ni en ningún otro lugar. Y que esto me produce miedo y temor.<br />
<br />
-<em> Este jersey,</em> dice de pronto mi abuela<em>, te dará energía.</em> <br />
<em><br />
</em><br />
- <em>¿Cree usted que necesito energía?</em><br />
<br />
- <em>Sí. Mucha</em>.<br />
<br />
- <em>¿Y eso?</em><br />
<br />
- <em>Cuando te vayas, sea donde sea, quiero que lo lleves puesto y que nunca te olvides que te quiero</em>.<br />
<em></em><br />
<br />
Luego sigue un largo silencio, suave como una brisa de otoño, un silencio que me aturde y confunde, que me apresa la garganta y yo procuro no llorar aquí, enfrente de mi abuela que sigue tejiendo como si nada, y contemplo con gratitud las gallinas que nos miran de reojo. Y el gato ha levantado una patita y es hora de que mi abuela nos prepare un buen café con leche con el biscocho que ha hecho para nosotras.Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-2530172317719208702010-09-29T14:21:00.000-07:002010-09-29T16:52:12.951-07:00Los últimos momentos de la vida de Sarah<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXC2uKWXYxsxAUOn_TeZVecvAW7YGMtw3nklYQGzTHH5Flz39PS08-hFEqTG_iVzOloFFctDKVnfY6UEl6p3V6ViD79LmfiLW-fuyYBW0pU-U8AmlUvn51821XzL7arOxPRLVvXF1fa10/s1600/sols1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXC2uKWXYxsxAUOn_TeZVecvAW7YGMtw3nklYQGzTHH5Flz39PS08-hFEqTG_iVzOloFFctDKVnfY6UEl6p3V6ViD79LmfiLW-fuyYBW0pU-U8AmlUvn51821XzL7arOxPRLVvXF1fa10/s320/sols1.jpg" width="251" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Sarah se despierta un poco sobresaltada. Ella no lo sabe, pero le quedan pocas horas para vivir. Nadie sabe estas cosas. En todo caso, esta mañana Sarah abre los ojos como de golpe, como subiendo ferozmente desde una gran profundidad blanca para tomar aire, y durante unos segundos siente un gran vacío, algo muy palpable, como una vieja piel de animal muerto entre sus manos, un vacío lleno de tristeza y de soledad.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Poco a poco Sarah se va ajustando a su entorno, y se deja habitar por esta piel de todos los días, soy Sarah piensa, no cabe duda. Y acabo de tener una pesadilla, y por esto me siento así, tan extraña. ¿En que he soñado? Vuelve la cabeza de lado y mira a su marido que duerme cual un viejo apacible gato. ¿Cómo es posible que él duerma así, tan tranquilo, cuando yo acabo de llegar desde un mundo tan frío y tan blanco? Porque ahora Sarah se va acordando del sueño donde ella va andando por un camino y alguien la persigue, sí, eso, alguien detrás de ella, todo sobre un camino nevado y de repente un hoyo la traga y Sarah cae, cae… Y es cuando se despierta sobresaltada en este último día de su vida, esta última mañana en esta habitación tan querida donde siempre ella ha encontrado una cierta paz. Piensa Sarah.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">En la cocina.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Sarah prepara el desayuno, un buen café con leche para ella y té para Salva. Recuerda súbitamente que de pequeñita su madre le contaba aquella historia tan triste que ocurría en un país lejano y frío, un país de hielo donde todo era de cristal, las casas, los caminos, los árboles, las plantas, hasta los pájaros y era la historia de una niña que desaparecía bajo un manto blanco, intocable y lejano. Y profundo. Y nadie más supo de ella, de aquella ligera y suave niña de largos pelos de oro. Sarah mira con los ojos gran abiertos a su madre que es como una reina contando este cuento de los países del Norte, muy lejos dice su madre con esta mirada de animal cansado, ahora Sarah se da cuenta de ello. Pero en este momento, tantos años después de la muerte de esta su madre que le sigue leyendo leyendas, ya es tarde para entender, para abrazar.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Paseo.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">A Sarah le gusta salir de paseo después del desayuno. En realidad no es un paseo, o sí, todo depende desde donde se miren las situaciones, Sarah va a dar de comer a sus gallinas que tiene en un corral, arriba en el pueblo. El paseo es suave, como el tiempo. Hoy es ya otoño, piensa. Pasa delante de la casa de la Juanita.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000; margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES" style="font-size: large;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: large;">Hija, tu siempre activa, dice la Juanita que esta sentada tomando el sol sobre un banco de madera color yema. Sarah piensa que Juanita se parece a una vieja lagartija. </span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000; margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES" style="font-size: large;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: large;">Si, Juanita, voy a dar de comer a las gallinas.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000; margin-left: 18pt;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000; margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES" style="font-size: large;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: large;">¿Y los nietos? ¿Cómo están?</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000; margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES" style="font-size: large;">-<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; line-height: normal;"> </span></span><span lang="ES" style="font-size: large;">Tomás esta un poco resfriado, luego llamaré a Paqui.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Es otoño y todo es siempre igual, hay como una continuidad sabida, conocida, apreciada. Juanita se parece a una lagartija simpática, el sol brilla como un inmenso diamante, los árboles son de un verde marino. </span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Santiago e Inés.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Al acercarse al corral siempre Sarah para en casa de Santiago e Inés y les saluda y les pide como están. Es una costumbre deliciosa, piensa. Santiago siempre la hace reír con sus historias rocambolescas sobre gente que ya no existe, que están enterrados en el cementerio del pueblo hace ya mucho, que son ahora de arena y de sal. Sarah dice: si no fuese por estos momentos, que sería la vida. </span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">En estas palabras hay un poco de desánimo. Quizás el recuerdo, intrínseco, de alguna depresión que aflora a la superficie de este tan inescrutable océano interno. Ni Sarah lo sabe, ni Sarah lo entiende. Ríe con Santiago en este último día de su vida, ofrece esta sonrisa que maravilló, hace 40 años a un Salva elegante y moreno. </span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Tarde.</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Ya falta poco para que de repente la vida de Sarah pare de existir, para que su corazón pare de latir, para que la humanidad de Sarah se transforme en algo misterioso, vacío de respuesta y de sentido. Falta poco pero Sarah no sabe, ni Salva que está hablando con un vecino sobre la leña que el ayuntamiento tiene guardada para la vecindad, ni los otros habitantes que siguen sus vidas como si nada tuviese que ocurrir. </span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="color: #cc0000;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Y yo que no conocí íntimamente a Sarah quiero imaginármela con esta ligereza de paso de gacela andando hacia su casita, tengo que llamar a Paqui piensa Sarah. Es un bello día de otoño, reflexiona mirando el cielo arriba, de azul claro, de un azul clavo, manto despejado sobre la vida de Sarah que ya nunca podrá contemplarlo de nuevo.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><br />
</div><span id="goog_2067448211"></span><span id="goog_2067448212"></span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-62202468730894514872010-09-19T15:57:00.000-07:002010-09-19T19:46:32.489-07:00Ha muerto Sarah<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit1xFpffa3ypr7aeON1FBMkWv92ygAf1OVKp1vibTw7M7EDVk0lc7RD7EfVtMgxssE2eOkmpLj9N2Q6YbI2umfzmrTV6gxY-LjuOAbuwDjwM8mddrSRRO542GzGYVs6N2HflzxPj92UiY/s1600/161319Cerceuil0Squel.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" qx="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit1xFpffa3ypr7aeON1FBMkWv92ygAf1OVKp1vibTw7M7EDVk0lc7RD7EfVtMgxssE2eOkmpLj9N2Q6YbI2umfzmrTV6gxY-LjuOAbuwDjwM8mddrSRRO542GzGYVs6N2HflzxPj92UiY/s320/161319Cerceuil0Squel.gif" /></a></div><span style="color: #674ea7;">Al traerles unos pastelitos Santiago e Inés me han anunciado la muerte de Sarah. Lloraban los dos, la conocían desde tantos años.</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Y es así que los he acompañado aquí, en el tanatorio del pueblo vecino donde casi toda la familia de Sarah ya ha llegado desde el Norte del país. </span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">En un tanatorio los visitantes son de variadas especies, todas muy interesantes. Hay los que lloran sin parar. Lloran inconsolables, tristes y desamparados, quizás hasta lloran por nosotros, por todos, por los muertos y por los vivos. Y hay los que están muy serios. Estos no lloran. Sus caras son como mascaretas rígidas e impenetrables. Hay los que pasan, amigos que se han enterado por otros vecinos. Estos miran como sorprendidos y quizás hasta estén felices de estar vivos. Siempre acaban hablando de otras cosas, del último coche o del ultimo partido.</span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Yo soy una vecina, no conocía mucho a Sarah, solo de haberla visto de vez en cuando cuando venia a traer restos de comida para las gallinas de Amparo. Una mujer elegante, muy agradable, siempre sonriente. Ha muerto esta tarde, de un paro cardiaco. Así, de repente. Sin más. Como si un rayo le hubiese caído encima. </span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Los hijos han llegado todos en el mismo coche, pálidos, como medio atontados. Al entrar en la salita se han oído sollozos que me han recordado el canto misterioso de las ballenas. Sollozos como oleadas, subiendo y bajando, unos más claros, otros más profundos. No se le puede nada enfrente de un sollozo de ballena, un sollozo de un ser que no entiende lo que está pasando, un sollozo que se alza en los aires como pidiendo una respuesta. Detrás de la vidriera yace el cuerpo de Sarah, dentro de una caja de madera oscura. Esta, para mí, es la respuesta.</span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Otra vecina se ha presentado con una caja llena de tacitas y un termo con café. Sus manos oscuras de trabajar la tierra han acariciado la frente de una de las hijas. </span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;"><i><b>¡Mamá!</b></i> otra hija ha chillado. Los hombres, afuera, se han mirado en un silencio íntimo. </span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Nadie entiende la muerte, por mucho que sepamos que es la única razón del vivir. Por mucha religión y por muchas historias inverosímiles, nadie la entiende, nadie la acepta, nadie la desea. La muerte llega, atraviesa vidas, rompe vidas, atraganta espacios queridos, separa.</span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;"><i>En el lapsus de una hora se nos ha ido Sarah</i>, dice el alcalde, su hermano.</span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">En la salita se han infiltrado otros vecinos, entre ellos dos ancianas. Las miro de reojo. No sé porque pero las ancianas saben comportarse con elegancia cuando la muerte se presenta. Es cosa de experiencia, digo yo. Mis dos vecinas están sentadas y están presentes. Están. Son como dos columnas inmóviles, fuertes, imponentes. Solo mirarlas me produce una calma extraña y bienaventurada. El esposo de Sarah, sentado en frente de ellas, desconcertado mira fijamente sus manos.</span><span style="color: #674ea7;"><br />
</span><br />
<span style="color: #674ea7;">Más tarde vuelvo al pueblo con Inés y Santiago. Los acompaño hasta la puerta de su casita, muy cerca de la mía. Nos deseamos buenas noches y si dios quiere nos veremos mañana. Antes de entrar en mi casa respiro hondo. Y me quedo un ratito mirando las estrellas allá arriba, muy brillantes.</span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-83249238196048351652010-06-17T14:35:00.000-07:002010-09-25T16:25:01.894-07:00La sonrisa de mi infancia<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb6rfssodAeYqj6SKakOXON38VAiqO8sy7tTqtTf118pQxikUbpPaIpEYN119c4ez4SYGWO6vjxXivnSKsfH8yhpvQHmdUcrhht9kCLTpI5LtJfHURmhKM9vxZeuqOzzkCDwGwc27m-tI/s1600/la+foto.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483859695958778178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb6rfssodAeYqj6SKakOXON38VAiqO8sy7tTqtTf118pQxikUbpPaIpEYN119c4ez4SYGWO6vjxXivnSKsfH8yhpvQHmdUcrhht9kCLTpI5LtJfHURmhKM9vxZeuqOzzkCDwGwc27m-tI/s400/la+foto.jpg" style="cursor: pointer; display: block; height: 264px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 400px;" /></a> <meta content="text/html; charset=utf-8" equiv="Content-Type"><meta content="Word.Document" name="ProgId"><meta content="Microsoft Word 11" name="Generator"><meta content="Microsoft Word 11" name="Originator"><link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CHP_ADM%7E1.YOU%5CLOCALS%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"><style>
<!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:ES; mso-fareast-language:ES;} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->
</style><br />
<div class="MsoNormal" style="color: #996633;"><span lang="ES" style="font-size: 100%;">Y si todo fuese un sueño, esta mesa rodeada de fantasmas, una parte de mi vida, yo sentada sobre la falda de mi madre sonriendo, mi padre mirando directamente el objetivo, mi tía la cabeza de lado, mi tío con su bigote, mi abuelita y mi hermana sobre ella, todo un sueño, algo que no ha existido nunca, no tiene que haber existido puesto que no siento nada, miro con curiosidad como si de otra familia se tratase, pero yo estoy allí, sonriendo, esta niña solo ríe escribe mi padre a su madre que ha venido como todas las Navidades, parece tan feliz, tiene que ser otra niña, yo no me recuerdo riendo, yo solo recuerdo tristeza, una tristeza que con los años he aprendido y adivinado que no era mía pero de mi madre y quizás también de mi padre, pero si siempre río debe ser para hacerles reír a ellos, para hacerles quitar esta manta triste de sobre sus vidas, digo yo que debe ser por algo tan profundo como esto, porque yo no recuerdo haber reído nunca, yo no recuerdo mi propia risa solo recuerdo chillidos, mal humores, peleas, es una preciosidad escribe mi padre a su madre y cierto, una sonrisa que siempre he guardado en mí, que siempre he dado sin ningún pudor, a todos, a desconocidos, a amantes, amigos, a compañeros de trabajo, a mis bestias, algunas veces a mi misma pero muy poco, algunas veces también en el espejo pero no mucho, nunca me he mirado muy intensamente en el espejo, solo de lejos ya que siempre he tenido miedo de verme, de ver mi rabia en los ojos, o la tristeza simplemente, y sin embargo, sin embargo esta foto es lo único que ha sobrevivido de aquellos años tan difíciles para mis padres, algunos meses mi abuelita venia a ocuparse de nosotras dos para que mi madre pudiese ir a descansar en una clínica, reposar de nosotras decía, siempre lo ha dicho, como me cansáis, que harta que estoy, el día que tengáis hijos sabréis por lo que he pasado, ingratas, y yo sonreía mucho, dice mi padre, a las piedras, a los gatos abandonados que mi madre hacia desaparecer, a los perros vagabundos, a mis padres, esta foto es lo único que queda, una reunión de familia en la noche de una Navidad que he olvidado.</span></div>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-15575620461983384882010-05-30T08:09:00.000-07:002010-05-30T08:28:40.599-07:00Una cita a ciegas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8x1YaNUVj_ZE5Sir8ZjUnsGXY3ZfLteRX_grc0ph2dQwsOm9p38RzXw_29jXMLqydKZMKqhL-ta12v6Tkew0GFreneey2uXazoel3QWe0i_yvRkjM7HTI9L-2O045Yr1rHmQFaaAVt8Q/s1600/amoureux2.jpg"><img style="display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center; cursor: pointer; width: 240px; height: 383px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8x1YaNUVj_ZE5Sir8ZjUnsGXY3ZfLteRX_grc0ph2dQwsOm9p38RzXw_29jXMLqydKZMKqhL-ta12v6Tkew0GFreneey2uXazoel3QWe0i_yvRkjM7HTI9L-2O045Yr1rHmQFaaAVt8Q/s400/amoureux2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5477080697271707666" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Ya lo dije: mi tía no puede soportar mi celibato. O lo que ella cree mi celibato.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">No entiende lo bien que una está sin necesidad de nada, viviendo en la simplicidad. No entiende la felicidad de la soledad, acompañada de libros y animales. Ella lo que quiere es verme con un hombre, cueste lo que cueste. No se porque, francamente. Ya, algunas veces, me ha presentado algunos, la mayoría muy serios y bastante aburridos. El ultimo me estuvo hablando durante tres horas de un tal Tesla… y yo sin entender ni piu. En sus tardes de té mi tía me los ha ofrecido en una bandeja al lado de algún pastelito de crema. Y yo siempre, pero lo que se dice siempre, ni fu ni fa. Soy bastante dura en este sentido, hay que decirlo.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Pero mi tía es una mujer persistente, con mucho carácter y no es por nada que mi tío, cuando tenía ganas de fastidiarla la llamaba: la mujer con patas de burra. Y seguidamente me hacia un guiño porque a cada vez mi tía se acercaba a mi tío con su monedero de piel de vacuno y se lo enseñaba diciendo: tú estas aquí gracias a esto. Así que cállate o el burro se larga y te quedas sin cena. Y mi tío bajaba la cabeza sonriendo.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">A mi tía la conozco lo suficiente para saber que quiere que me case con uno de sus amigos, o un amigo de un amigo, hombres de bien pero yo ni hombres de bien ni hombres de mal. A mí que me dejen en paz, por favor. Siempre, pero esto en todas las épocas, a las mujeres sin hombres las han fastidiado. Y tratado muy mal. Además ya es muy tarde para estas tonterías. Como no recordar a las solteronas, las liberadas de la época, las únicas que podían viajar y pasárselas bomba. Pero no, tenían que apuntarlas con un dedo y hasta tratarlas de locas, de insanas, de histéricas. Las histéricas eran más bien las casadas, obligadas de cocinar sin tregua para sus queridos esposos. !Válgame dios¡ Vaya regalito.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Fue gracias a mi tía que un día conocí a Eduardo, mi amigo obsesionado por los </span><span style="font-style: italic; color: rgb(153, 102, 51);">Iluminatis</span><span style="color: rgb(153, 102, 51);"> y por la teoría de los reptiles. Todos tenemos nuestras manías, no cabe duda. Pero esta, la de creer con fe absoluta que unos tíos sentados en lo alto de una pirámide, (y además con cabeza de serpiente o de lagarto) sean capaces de controlar el curso de la humanidad me parece la más inverosímil. Se lo he dicho varias veces a Eduardo, le he pedido amistosamente que cambie de manía.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">- ¿Por que no te interesas en los volcanes? Dicen que hace falta una nueva generación de estudiosos en este tema que parece muy interesante y los volcanes están de moda.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">¿Y qué me contesto Eduardo? ¡Que los volcanes estaban controlados por los Iluminatis! Me quedé de piedra. Hasta se me fue la sangre de la cara y tuve que tomarme un traguito de alcohol de hierbas que una de mis vecinas recibe de una de sus primas, allá en el Norte. Aquel día sentí mucha ansiedad por Eduardo, una ansiedad que se me ha ido, evidentemente, porque hay que aceptar a los amigos como son, con sus locuras. El siempre me recuerda que yo estoy obsesionada por la sangre que corrió en las trincheras. Entonces mejor callarse.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">A Eduardo lo conocí pues en una exposición donde mi tía me envió por un recado, un recado inventado por supuesto. Mi tía, MI TÍA, me había preparado una cita a ciegas con un tal Eduardo, profesor a tiempo parcial de matemáticas de mi primo pijo Julián, el niño mimado de mi tía. Mi primo Julián, que no tiene ninguna manía en particular y esto hace que no es un primo interesante se siente sin embargo atraído hacia mujeres con mucho dinero. Y yo, francamente, no encuentro interesante el estudio de estas mujeres que parecen de cera, que son delgadas como velas y que tienen un cerebro de pajarito. Me importan un bledo las ricas de Marbella. Pues a mi primo le encantan y adora las bobadas que dicen y de la manera que visten. ¡Hasta mira un programa en la tele sobre ellas! Cuando le dije muy seria un día que se asemejaban, bajo mi humilde punto de vista, a unas prostitutas de categoría, (y no dije baja categoría para no clavarle el puñal más a fondo) mi primo cesó de hablarme durante varios meses. Parece ser que le pidió a mi tía que parase de regalar pastelitos de fresa a mis perros, que los adoran. Increíble pero cierto.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Eduardo vino pues a mi socorro, aquella tarde de otoño, cuando entré en la sala de exposición. Yo tenía entre mis manos un sobre de parte de mi tía para un tal… Eduardo. Luego me hizo visitar la exposición que era de un pintor muy conocido y admirado y muy moderno, de estos que lanzan con fuerza bestial el pincel sobre la tela blanca e inmaculada y lo que queda sobre ella, rasguños y tonterías, los expertos lo llaman </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic; color: rgb(153, 102, 51);">Obra de Arte</span><span style="color: rgb(153, 102, 51);">. Cuando se percató de mis bostezos, después de ver unas cuantas de estas malditas Obras, me pidió si aceptaba de acompañarlo a cenar. Entonces le dije que no. Que no aceptaba de ir a cenar con un hombre que admiraba rasgaduras artísticas. Y fue cuando me dijo que lo que a él le interesaba eran los trabajos subterráneos y misteriosos de los Iluminatis. Y me confesó que mi tía había montado nuestro encuentro. Pero esto yo ya lo había sospechado antes.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Acepté la invitación de la cena, después de todo empezaba a tener hambre. Fuimos a un restaurante de estos que comes muy poco pero pagas mucho, pero bueno, era con el dinero de mi tía. Fue entre dos platos minúsculos que me di cuenta de lo loco que estaba Eduardo. No paraba de hablar de sectas, de fin de mundo, de control de la atmósfera con maquinas extraordinarias, de eugenismo… Yo lo miraba y estudiaba como de muy lejos para no entrar en su locura. Los ojos le brillaban mucho pero se notaba que todo esto le hacia sufrir. Era muy sensible al dolor de la humanidad, dijo. Esta humanidad que pronto desaparecerá en un cerrar y abrir los ojos ya que la mayoría de la gente se pasaba la vida entre el trabajo y la tele sin percatarse de nada. Y ahora sin trabajo y solo con la tele. En esto ultimo tenia razón, el pobre Eduardo. Se puso muy contento cuando le dije que yo había regalado mi televisión a una vecina a cambio de una docena de huevos cada 15 días.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Después de la cena, si se podía llamar aquello una cena, decidimos ir al cine. A Eduardo le gustaba el cine clásico, a mí también. Daban en la filmoteca una de Chaplin, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic; color: rgb(153, 102, 51);">El Gran Dictador</span><span style="color: rgb(153, 102, 51);">. Le pregunté si Chaplin había sido un Iluminati. Me dijo que posiblemente pero no estaba seguro. Que me llamaría aquella misma noche para decírmelo. Y desde entonces de vez en cuando, ya lo he dicho, Eduardo me llama hacia las tres de la madrugada para notificarme algo, o que los Iluminatis acaban de emprender una nueva cabala, o un nuevo plan, o que la guerra esta a punto de empezar, y que se yo cuantas otras cosas. Es bastante pesado.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Después de aquella verdadera obra de arte de Charlie Chaplin fuimos a tomar un café.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">- Oye, ¿y que le decimos a tu tía? La pobre estará muy decepcionada.</span><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">- Mi tía es una pelma. Le podemos decir que no nos gustamos en nada. Que no soy de tu agrado porque a ti te gustan las gorditas. Y yo le diré que los hombres que tienen que perder algunos kilos me caen fatal.</span><br /><br /><span style="color: rgb(153, 102, 51);">Se quedó pensativo, un poco triste de tener que perder algunos kilitos de grasa. No le dije que a mi me gustan más los hombres rellenitos que los que presumen de delgadez. No vaya a ser que se hiciese ideas en la cabeza. Aquella misma noche, más tarde, me confirmó por teléfono que Chaplin no había sido un discípulo de los Iluminati. Y me aseguró que el lunes iría en busca de algún gimnasio. Dije vale, vale. Y seguí leyendo, en paz y sola, a </span><span style="font-weight: bold; color: rgb(153, 102, 51);">Maurice Genevoix</span><span style="color: rgb(153, 102, 51);"> en su</span><span style="font-weight: bold; color: rgb(153, 102, 51);"> Ceux de 14, sous Verdun</span><span style="color: rgb(153, 102, 51);">.</span>Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7606191130276784805.post-20165421171882440042010-04-20T03:58:00.001-07:002010-04-20T10:02:01.705-07:00La viajera<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzEVYP9YrEhX7rGRBR1Q33hrikhVKyy-l-E_N72e7vUPP1xhCrvCKnnvAxp1pDXv9Gou3dBdq5aTZhg0fc_nr-7ib2X1OJh_-C6JLUHzfGtqDWID41EGFECl_Upm-MjzggBB3PqTV9pfY/s1600/la+viajera.jpg"><img style="display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center; cursor: pointer; width: 270px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzEVYP9YrEhX7rGRBR1Q33hrikhVKyy-l-E_N72e7vUPP1xhCrvCKnnvAxp1pDXv9Gou3dBdq5aTZhg0fc_nr-7ib2X1OJh_-C6JLUHzfGtqDWID41EGFECl_Upm-MjzggBB3PqTV9pfY/s400/la+viajera.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5462172519079550802" border="0" /></a><meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><link rel="File-List" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CHP_ADM%7E1.YOU%5CLOCALS%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Wingdings; panose-1:5 0 0 0 0 0 0 0 0 0; mso-font-charset:2; mso-generic-font-family:auto; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:0 268435456 0 0 -2147483648 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:ES; mso-fareast-language:ES;} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} /* List Definitions */ @list l0 {mso-list-id:1193345745; mso-list-type:hybrid; mso-list-template-ids:935261132 -1674167502 201981955 201981957 201981953 201981955 201981957 201981953 201981955 201981957;} @list l0:level1 {mso-level-start-at:0; mso-level-number-format:bullet; mso-level-text:-; mso-level-tab-stop:36.0pt; mso-level-number-position:left; text-indent:-18.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} ol {margin-bottom:0cm;} ul {margin-bottom:0cm;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">Hay momentos en nuestra existencia que son literalmente bifurcaciones y nuestro futuro depende enteramente de ellos, puntos claves en nuestra vida.
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">Recuerdo uno de estos momentos. Mi amigo Jean-Marc me invitó a cenar en un restaurante japonés para festejar mi cumpleaños que otro año pasaría inapercibido en casa ya que vivo con un hombre que se olvida de todo tanta es su inercia. Jean-Marc y yo nos dimos cita en una gran librería de la capital y al salir de la tienda recuerdo que me preguntó que es lo que prefería mas en mi vida: si los animales o los libros. Y yo no pude contestarle porque mi vida sin todos ellos no tendría sabor alguno.</span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">Fue la primera indecisión de aquel día.</span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES"> Era una jornada muy azul, con un cielo hinchado de nubes perlas y espesas, uno de estos cielos de tu infancia, abierto y tierno, cúpula artística y llena de formas extrañas que permiten a la imaginación trabajar. Mi amigo me acababa de regalar un libro de viajes, justamente. <span style="font-weight: bold; font-style: italic;">The Cruel Way</span>, de Ella M. Maillart. Paseando por la Gran Vía discutíamos sobre como ahora era más difícil viajar y esto aunque el mundo se había abierto más y más. Las guerras y las revoluciones presentes hacían más difícil llegar hasta ciertos lugares tan misteriosos y tan bellos como Afganistán, Turquía, Irán, Irak… Quizás también nos habíamos vuelto menos valientes, y nuestro propio conformismo era la mayor frontera y la mayor barrera que teníamos y que nos impedía ser libres como lo fueron los viajeros de principio del pasado siglo.
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">En el restaurante japonés lo primero que pidió mi amigo fue una botella de sake. Seguimos hablando de libros y de viajes. Del paralelismo entre la lectura y el viaje. Cada libro es una aventura que empieza, una aventura espiritual, una aventura de conocimiento y de entendimiento. Nuestra epopeya interior enriquecida mas y mas gracias a las lecturas. También, una continúa meditación sobre la existencia y sobre uno mismo. Este quizás era el objetivo de la lectura, conocerse a fondo. Además de curarse de tantas cosas, que es una manera de amarse, de amansarse, de profundizarse y de viajar.
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">El sake tenia un gustillo amargo que me recordaba historias de bebidas y de comidas, de bocas, de gustos. Colette, por ejemplo. En sus viajes siempre reflexionaba sobre el paladar, parte esencial del conocimiento. Mientras tanto Jean-Marc me hablaba de su próximo viaje, en el desierto de Gobi. Y así, de repente, sin más, me pidió si quería acompañarlo.
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">Recuerdo que el gusto amargo del sake en mi boca se transformó en algo tan suave y tan bueno que me puse a reír, pero de una risa que tenía gusto de miel. Mis ojos reían también, algo que no ocurría muchas veces, últimamente. Que guapo me pareció mi amigo en aquel instante que abracé con una fuerza de gran ternura. Quizás todo esto porque detrás de la mirada de mi amigo brillaba un cariño excepcional, con mucho entendimiento, una especie de sabiduría materna, mansa, flexible, cordial. Estaba tan a gusto, tan simplemente en paz con migo misma, como cuando entraba en los libros de estas grandes y valientes viajeras y que con ellas atravesaba desiertos y montañas y lugares con nombres tan magníficos como <span style="font-style: italic;">Baluchistán</span>, <span style="font-style: italic;">Persia</span>, <span style="font-style: italic;">Isfahán</span>, <span style="font-style: italic;">Elburz</span>, <span style="font-style: italic;">Tashkent</span>, <span style="font-style: italic;">Kirguistán</span>… Todo me parecía de repente tan accesible, a la otra punta de mis manos, aquí, tan cerca, tan posiblemente cerca.
<br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES"><span style="">-<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES">No puedo, estoy casada con Paul.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES"><span style="">-<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span lang="ES">Pero sabes que él no dirá nada, siempre me has dicho que puedes emprender lo que quieras aún con Paul en tu vida…</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-indent: -18pt;"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">Y ahí fue el segundo momento de indecisión.</span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES">
<br /></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span lang="ES">Ha transcurrido algún tiempo desde aquel día. Jean-Marc murió, hace un par de años, en un accidente de avión, cerca de Istambul. Yo sigo con mi esposo apático a toda la realidad, encerrado en su mundo. Por la noche, al volver de la cena japonesa me miré largo rato en el espejo. Vi a una mujer un poco triste, pero muy cercana a mi misma. Al día siguiente lo primero que hice fue ir a la peluquería a cortarme el pelo.</span></p>
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<br />Lydiahttp://www.blogger.com/profile/06076542141058185313noreply@blogger.com3