jueves, 17 de junio de 2010

La sonrisa de mi infancia


Y si todo fuese un sueño, esta mesa rodeada de fantasmas, una parte de mi vida, yo sentada sobre la falda de mi madre sonriendo, mi padre mirando directamente el objetivo, mi tía la cabeza de lado, mi tío con su bigote, mi abuelita y mi hermana sobre ella, todo un sueño, algo que no ha existido nunca, no tiene que haber existido puesto que no siento nada, miro con curiosidad como si de otra familia se tratase, pero yo estoy allí, sonriendo, esta niña solo ríe escribe mi padre a su madre que ha venido como todas las Navidades, parece tan feliz, tiene que ser otra niña, yo no me recuerdo riendo, yo solo recuerdo tristeza, una tristeza que con los años he aprendido y adivinado que no era mía pero de mi madre y quizás también de mi padre, pero si siempre río debe ser para hacerles reír a ellos, para hacerles quitar esta manta triste de sobre sus vidas, digo yo que debe ser por algo tan profundo como esto, porque yo no recuerdo haber reído nunca, yo no recuerdo mi propia risa solo recuerdo chillidos, mal humores, peleas, es una preciosidad escribe mi padre a su madre y cierto, una sonrisa que siempre he guardado en mí, que siempre he dado sin ningún pudor, a todos, a desconocidos, a amantes, amigos, a compañeros de trabajo, a mis bestias, algunas veces a mi misma pero muy poco, algunas veces también en el espejo pero no mucho, nunca me he mirado muy intensamente en el espejo, solo de lejos ya que siempre he tenido miedo de verme, de ver mi rabia en los ojos, o la tristeza simplemente, y sin embargo, sin embargo esta foto es lo único que ha sobrevivido de aquellos años tan difíciles para mis padres, algunos meses mi abuelita venia a ocuparse de nosotras dos para que mi madre pudiese ir a descansar en una clínica, reposar de nosotras decía, siempre lo ha dicho, como me cansáis, que harta que estoy, el día que tengáis hijos sabréis por lo que he pasado, ingratas, y yo sonreía mucho, dice mi padre, a las piedras, a los gatos abandonados que mi madre hacia desaparecer, a los perros vagabundos, a mis padres, esta foto es lo único que queda, una reunión de familia en la noche de una Navidad que he olvidado.