lunes, 22 de marzo de 2010

La rabia de mi madre y mi amor a la lectura






Durante mi infancia siempre noté algo extraño en el comportamiento de mi madre hacia mí y hasta muy avanzada mi edad no supe de lo que se trataba: mi madre fue poseída por la rabia, una rabia extrema, inconciente y silenciosa. Esta rabia sigue presente, aunque mas entendida, en mis genes. Yo recuerdo con dolor cuando mi madre se enfadaba conmigo, recuerdo su cara, recuerdo sus expresiones faciales que yo estudiaba los ojos gran abiertos. Mi madre era mi diosa y todo lo que ella hacia o vivía me tocaba de cerca como flechas que alguien hubiese incrustado en mi piel. Para los niños los padres son personajes místicos todopoderosos. Ellos tienen el derecho de vida o muerte sobre nuestras vidas y nuestros sentimientos.

Recuerdo la rabia de mi madre sobre mí como un manto negro y pesado que habitó mi vida durante muchísimos años y que siguió habitando mis días aunque yo me hubiese ido de casa, justamente para escapar de esta rabia que lo ensuciaba todo, los grisaceava todo. Era una rabia contenida, amarrada, controlada, muy negra. Mi madre me trataba de monstruo y de niña mala mientras ella hacia lo imposible para que la rabia no la inundase o no le hiciese perder la cabeza. Esto, en aquellos días, yo no lo sabía. Esto lo he aprendido poco a poco, estudiando mi propia rabia, legado de mi madre y de mi padre. Ya que mi padre también estaba poseído por ella, pero él en vez de controlarla la soltaba, y chillaba con todas sus fuerzas. Fue mi padre el ogro de mi infancia.

¿Por qué tanta rabia? me pregunto ahora desde el espacio que me separa de ellos, desde este espacio producido por los años, por sus muertes y por mi propio viaje interior. La desgracia de mis padres yo sé que fue real y muy pocas veces los he visto felices entre ellos. Sus peleas continuas hinchadas por la rabia me enviaron el triste mensaje que entre un hombre y una mujer la relación no era posible. Mi madre odiaba a los hombres y no paraba de decirnos a mi hermana y a mí que eran unos sinvergüenzas. Mi idea sobre ellos ha cambiado pero después de mucho tiempo. Quiero decir que durante muchísimos años seguí las palabras todopoderosas de mi madre y en mi camino solo encontraba hombres sinvergüenzas. Luego, al madurar vi que mi madre me había mentido.


El único lugar de paz, a partir de mi infancia, lo encontré en los libros. Soy, por la fuerza de las cosas, una adicta a la lectura. Un psicólogo un día me dijo que mi pasión por la lectura era porque en ellos yo encontraba el saber, que es poder. No es cierto. En los libros yo encontraba la paz, el silencio, este lugar de meditación y de recogimiento interior que mis padres con sus eternas peleas no podían ofrecerme.
La lectura calmaba mis miedos, mi corazón, mis temores de ser esta hija mala y monstruosa que producía esta rabia en mi madre. Mis libros eran mis aliados, junto con mi soledad. Hoy soy feliz cuando estoy sola, y sola con los libros.

Pero digo: mi madre me legó una rabia que está presente en mí, en mis genes. Cuando sale su faz la miro con sorpresa, los ojos bien abiertos, de cara. A veces le pido disculpas de existir, a veces le agradezco su presencia que es para mí un espejo de reflexión y de conocimiento. Otras veces la odio, con una fuerza que podría derrumbar puentes y montañas. Pero siempre acabo calmándola cogiendo un libro, entrando en las páginas como en el mar, saboreando con infinita paciencia la paz, que siempre acaba por llegar.

4 comentarios:

Flor de Ceibo dijo...

De más está decirte que tenés talento y tus textos se notan que están trabajados.
Yo también me sentí reprimida por mi madre y mi padrasto.Fue por eso que todos los fines de semana, sacaba tres libros de la biblioteca pública y los leía en dos días: con ellos me enamoraba, viajaba, lloraba, reía...volaba.
De grande (y ya independizada), seguí con la sensación de que mi madre me espiaba y no aprobaba nada de lo que yo hacía.Llegué a pensar que solo con su muerte yo sería libre, pero nó.
UN ABRAZO ARGENTINO

Lola dijo...

Lydia querida: es tremendo eso que cuentas y no se ni que decirte, sólo te diría que tu no eres así, tu eres una persona con carácter pero no con rabia, con genio fuerte pero no con rabia, con odio a las injusticias pero no con rabia.
Creo que debías borrar esa palabra de tu diccionario y de tu mente y que jamás salga esa palabra de tu boca más. Lo tuyo no es lo que viviste de pequeña, no.
Te tengo mucho cariño Lydia y quiero que seas feliz. Un beso Lola

Lydia dijo...

Amigas, gracias por vuestra visita y vuestros comentarios.

Flor, te entiendo perfectamente. La presencia de la madre es muy complicada, para las hijas. Y además con tantas facetas. Hoy así, mañana de otra manera. Amor, odio...

Lola, pues yo tengo mucha rabia en mí. Lo que no quita otras cualidades o defectos mios. Mi rabia es como un dragón, a veces duerme, otras veces se despierta y lanza llamas. No le puedo hacer nada. Pero trabajo para lidiar con ella. Hay hasta algunos ejercicios de Yoga para la rabia. Me gustaría que escribieses algo sobre la rabia, como la ves, que es lo que te repulsa en ella. Las mujeres tenemos mucha rabia, la mayoría de las veces reprimida. Esto es genetico, de mujer a mujer, de generación en generación. Hay que hablar de la rabia, no tener miedo de nombrarla, creo.

Un abrazo fuerte para las dos,

ihs dijo...

Lydia, la lectura es pasión, es vida, es evasión y una vez entras en su mundo, te acompaña para siempre: te engancha y se vuelve adicción, como dices. Yo también lo viví así y se convirtió también para mí en una ¿obsesión? desde niña. Era la puerta abierta en la que entraba y tenía paz, diversión, intensidad... no era el saber lo que yo buscaba (estoy de acuerdo contigo también en ésto). Buscaba vivir la aventura de los libros. Y las vivía. Y aún están vivos en mis recuerdos todos los episodios, capítulos que leí.

Y es verdad también que los orígenes marcan. El verdadero revulsivo es verse desde fuera, como tú has podido hacer en tu viaje interior e identificar los por-qués de estos sentimientos de hoy. Sorprende ver como repetimos aquello de lo que huímos o como ni sabíamos a veces de qué estábamos huyendo, intentando escapar...

Te dejo un link: http://salidasdellaberinto.blogspot.com/2010/03/donde-estoy-donde-tus-lineas-me-llevan.html#comments

Verás imágenes de lectura. Y verás como (causualidades o mismos gustos?) tanto el estilo de mi blog como mis imágenes son similares a los tuyos.

Ha sido un placer leerte, y seguiré haciéndolo.

saludos

Isabel