viernes, 26 de marzo de 2010

Que pesada es mi familia



Una de las cosas más pesadas que hay en la vida de uno es la familia. Esto lo tengo comprobado una y otra vez y no hay nada que hacer. Seria tan fantástico prescindir de ella, en mi caso de mi tía, de un primo y de un tío. Pero la familia es como una fatalidad, o la asumimos o estamos bien apañados.


Mi tía Angelina no es que sea mala, al contrario. Tiene muy buen corazón, eso dicen. Pero es pesada. Y es pesada porque no entiende que yo soy feliz sin estar casada ni tener hijos. Esto ella no solamente no lo entiende pero tampoco le da la gana entenderlo. Entonces siempre es lo mismo, siempre que me llama por teléfono decimos las mismas palabras, repetimos un texto que casi podría decirse sabemos de memoria. Es una lata, pero es así.


Cuando llama mi tía Angelina siempre pregunta si tengo novio. Yo le contesto que a mi edad ya los novios están casados y que no tía, que no tengo novio. Ella entonces dice que le hubiese encantado que yo me casase. Yo cuando dice esta burrada levanto los ojos al techo o me muerdo los labios. Mi tía entonces pronuncia las siguientes palabras, siempre las mismas:


- Ya sabes que si te casas te pago el viaje de luna de miel

.

Y yo le contesto siempre:


- Tía, como vas a hacer esto si no tengo novio.


- Un viaje de dos semanas a Cancún.


- Yo hubiese preferido Teherán.


- ¡¡¡Teherán!!!


- El país más peligroso de la tierra es México, tía. Por lo de la droga.


Entonces mi tía en este instante duda. No sabe si continuar o parar esta conversación que las dos sabemos no nos va a llevar a ninguna parte.


Como decirle a mi tía que yo soy feliz con mis gatos y mis perros, con mis libros, con esta vida simple que he elegido de vivir concientemente y de buen corazón en un pueblo de 20 habitantes. No necesito nada más, sobretodo no necesito de un hombre en mi vida. No es que los hombres, estos seres tan extraños, me caigan mal, no es esto. Yo simplemente digo que los hombres son igual de pesados que la familia. Además, los hombres que he conocido, y la lista es relativamente larga, todos sin excepción me han parecido pero que muy aburridos: o eran fanáticos del fútbol, o eran súper religiosos y conservadores o simplemente tenían unas mentes vacías, como las de los zombis, indiferentes a todo. Y, por supuesto, ninguno estaba interesado en la Primera Guerra Mundial. Y esto si que no lo puedo soportar.


Mi tía no es la única pesada, en mi familia. Tengo un primo que es la cumbre de la pesadez, pobre hombre. De vez en cuando decide venir a verme cuando pasa por aquí (es vendedor de telefonía móvil) y quedarse una noche en mi casita. Se llama Juan, es alto y rubio pero es un incondicional fanático de aviones supersónicos y de… extraterrestres. Yo ya sugiero a mis perros y a mis gatos de ser pacientes con él y de no portarse mal con su increíble portafolio, abundante de fotos de estos malditos aviones desclasificados del ejército americano, de Ovnis y de personajes extraños que mi primo ha ido acumulando a lo largo de toda su vida. Después de la cena siempre hacemos lo mismo: nos sentamos en el salón, mi primo saca el portafolio de su maleta, los perros y los gatos se sientan derechos y atentos al lado de él y empieza el rollo: y venga aviones que pasan, aviones supersónicos, aviones de formas extrañas, aviones que cuestan millones de dólares pero que solo han sido maniobrados una vez, aviones que tienen el poder de pasar desapercibidos, otros que son capaces de ser invisibles. Yo escucho y mi rol es el de parecer interesada pero en el fondo lo que me gustaría hacer es abrir uno de mis libros (la ultima vez que mi primo vino estaba justamente leyendo Berlin Diary de William L. Shirer), estirarme sobre el sofá rodeada de mis perros y gatos con una buena taza de té indio, ya que también soy una fanática de tes extraños y buenos para el paladar. Pero no, no puede ser. Cuando llegamos a la sección de los extraterrestres siempre hago la misma pregunta:


- ¿Y cuantos tipos o clases de extraterrestres vienen regularmente sobre la tierra?


- Querrás decir visitar, porque no se quedan aquí, esto esta que arde.


- Vale, visitar.


- Pues… yo diría que unos 5.


- 5 que.


- Cinco tipos de extraterrestres.


Entonces me hago la interesada. Es simplemente por compasión.


- ¡¡¡Cinco!!!


- Exacto.


- Es increíble.


- Un tipo de extraterrestres se hacen pasar por humanos.


- No me digas.


- Podría ser tu vecino o…


- …¿el presidente Obama?


- Podría.


- Estoy convencida que Obama es un extraterrestre.


Y así, hasta que los perros y los gatos se cansan de escucharnos y piden que abramos la puerta para salir a hacer sus necesidades. Ellos saben que cuando yo me friego frenéticamente las orejas es el momento de pedir. Mi primo Juan no se entera de nada, pobre.


Aquí no acaba la cosa. La pesadez familial también la provoca mi tío Eulesiano, un fanático de Pancho Villa. Es así, no hay nada que hacer, es, como ya he dicho, una fatalidad. Veo a mi tío Eulesiano de vez en cuando, me hace pena porque es viudo y nadie lo soporta con esta historia de Pancho Villa. Entonces cuando decido irlo a ver (estoy casi un mes metalizándome y tengo que hacer mucha meditación antes para que no me coja un ataque de histeria) mi tío se pone muy contento. Todas las paredes de su casa están decoradas con fotos de este extraño personaje revolucionario y que Barbara W. Tuchman trata de bandolero borracho y fumador de mary en su libro tan conocido sobre la Primera Guerra Mundial, The Zimmermann Telegran. Mi tío adora a Pancho y es tan pesado hablándome de su vida que me conozco de memoria: desde que nació el 5 de julio de 1878 hasta su asesinato en una emboscada el 20 de julio de 1923. Comandante, gobernador, caudillo, Sancho como héroe, como bandido, como justiciero. Sus 75 esposas, sus luchas contra la dictadura de Porfirio Diaz… Sus bigotes, sus sombreros, sus caballos, sus fincas, sus luchas y peleas, todo Pancho en mi tío Eulesiano, gran admirador de un revolucionario energético. Sin embargo mi tío es un pesado, sin ninguna duda.


Irremediable familia, pequeña eso sí, pero tan presente en mi vida. La quiero, sí, a mi manera, y ella me quiere, a su manera. ¡Pero que pesada que es!



4 comentarios:

Lola dijo...

Bueno Lydia, me he reido un montón con tu post! Tu sentido del humor, aunque todo sea verdad, es tremendo. Es muy jocoso, a la vez que profundo y no te conocía esa faceta, que me encanta.
Te leo con mucho gusto. Un beso Lola

Lydia dijo...

Gracias Lola! Pues esta historia es completamente inventada. No tengo una tía Angelina ni un primo fanatico de aviones supersonicos ni tampoco un tio loco. Pero bueno, es como si los tuviese ya que se me han aparecido y son tan pesados que no me quieren dejar en paz. Quizas escriba algo más sobre ellos, son muy insistentes. Pero francamente son unos pelmas.

un abrazo,

Flor de Ceibo dijo...

!HOLA LYDIA!
No sé por qué algunos lectores creen que todo es una autobiografía del autor.
P.D.: pero...que algo muestra de la personalidad del que ecribe... creo que sí.
Me gustó mucho tu texto: muy fresco. La familia no se elige, los amigos sí.
Cariños argentinos.

Anónimo dijo...

Acabo de encontrar y leer su texto en Internet , y aunque soy francesa (estudiante y no hablo muy bien el espanol) lo he entendido todo y me gusto mucho su historia. :)
A seguir bien ! (no estoy segura de que es la expresion adecuada)